-12 GMT -11 GMT -10 GMT -9 GMT -8 GMT -7 GMT -6 GMT -5 GMT -4 GMT -3 GMT -2 GMT -1 GMT 0
GMT
+1 GMT +2 GMT +3 GMT +4 GMT +5 GMT +6 GMT +7 GMT +8 GMT +9 GMT + 10 GMT +11 GMT + 12 GMT
                                                 
                                                 

Aeropuerto de Madrid Barajas (España) (I)
Aeropuerto de El Altet, Alicante (España) (I)
Aeropuerto de El Prat, Barcelona (España) (I)
Aeropuerto de Berlín (Alemania) (I)
Aeropuerto de Cuatro Vientos, Madrid (España)
Aeropuerto de El Altet, Alicante (España) (II)
Aeropuerto de La Coruña-A Coruña (España)
Aeropuerto de Nápoles (Italia)
Aeropuerto de Madrid Barajas (España) (II)

Aeropuerto de El Prat, Barcelona (España) (II)
Aeropuerto de Foronda, Vitoria-Gasteiz  (España)
Aeropuerto de Frankfurt am Main (Alemania)
Aeropuerto de Berlín (Alemania) (II)
Aeropuerto Marco Polo, Venecia (Italia)
Aeropuerto de Madrid Barajas (España) (III)
Aeropuerto de Monflorite, Huesca (España)
Aeropuerto de Badajoz (España)

 
Hacia el Norte
La Tierra a las 0:00 GMT. Inicio. Hacia el Este
Hacia el Sur

 

  

Una bala alemana

Aeropuerto de Berlín (Alemania)
01:00:00 (+1 GMT, 01.11.00)


"...Y el destino cerró sus esquivos ojos con un beso"
Omar Ab Sadir

 

"Español superviviente de Mauthausen muere anoche en el aeropuerto de Berlín en un duro tiroteo" (o sinopsis similares) susurraban desde diversos ángulos de las primeras páginas pequeños titulares en los periódicos españoles, tirada del día primero de Noviembre de 2000.

"Jesús Zunzunegi, de 81 años, moría de un tiro en el pecho efectuado por un integrante de un grupo terrorista que se encontraba acorralado(...)" rezaba solemnemente uno; "(...) el suceso tuvo lugar hoy a las 00:00 horas en el aeropuerto de Berlín(...)" proclamaba otro; "(...) caminaba absorto hacia los terroristas haciendo caso omiso a los requerimientos de la policía y a las amenazas de aquellos(...)" anotaba una desprestigiada gaceta; "(...) se dirigía a visitar de nuevo el campo de concentración para participar en un documental homenaje(...)" anunciaba distraídamente otro periódico cualquiera.

Heinrich Beyer comandó el campo de reeducación de Mauthausen entre los años de 1941 y 1943. Las crónicas lo presentan como un hombre excesivamente severo y sangriento. Entre los horrores que se le atribuyen, recoge Roger Taylor en su "Historia de un Imperio" una siniestra afición: Beyer gustaba de celebrar sus cumpleaños (un 1 de Noviembre) formando a los presos en el patio y obsequiarles con la pieza "La mia morte" de Tosca a un volumen grandilocuente mientras desde un tímido palco suspendido en lo alto del muro frontal disparaba indistintamente a múltiples de las famélicas siluetas que se perfilaban aún más contra la nieve quemando sus pies desnudos.

Jesús Zunzunegi, republicano español, era una de las frágiles sombras que cuadriculaban el patio central de Mauthausen una onomástica mañana de 1942. Después de ver caer fusilados a varios camaradas suyos reparó, entre latidos inhumanamente acelerados, en que el fusil ejecutor amenazaba una bala cuya trayectoria le atravesaba inequívocamente el pecho desde una distancia no superior a los veinticinco metros. El tiempo se volvió elástico y durante unos eternos instantes suplicó a Dios que no lo mataran allí mismo como a un perro, que lo dejara morir como un hombre. Al caer el percutor un estrepitoso balazo devolvió al tiempo su rigidez habitual mientras una sombra se derramaba al suelo dos filas por delante de él.

Cincuenta y ocho años más tarde, después de haberle sido comunicada la anulación de su vuelo y mientras esperaba ya hastiado en la terminal del aeropuerto, una melodía le abofeteó desde un altavoz cercano y le postró en un estado ausente haciéndole levantar de su asiento arrastrándose hacia ella. Desde hacía histéricos instantes todo el mundo se había retirado abultadamente al formarse a ambos lados dos frentes armados uno de los cuales les instaba a gritos alemanes que se apartasen, avalados por vestimentas oficiales. Jesús Zunzunegi no se encontraba allí, quizá su cuerpo avanzaba aparentemente desafiante hacia un altavoz sito sobre la cabeza del frente oficioso, pero él se encontraba navegando como un marinero homérico hacia una hipnótica melodía ignorada sin llorar durante casi sesenta años y que hoy la retorcida casualidad le estaba cantando.

Un fusil criminal cuyo sostenedor llevaba varios segundos inundándole de gritadas amenazas le auguraba una destinada bala alemana, como un día el fusil de Beyer, y le escupió una muerte debida que quizás algunos engalanen de valiente.

 

Jorge Fdez. Alday

mapa · autores · creditos · ariadna rc

··· cerrar ventana ···