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IB 742 BAR
Aeropuerto
de El Prat, Barcelona (España)
01:00:00 (+1 GMT, 01.11.00)
Fecha: |
Hoy
soy consciente de que jamás despegarás. Algo me dice que estas
veinticuatro horas de un uno de noviembre serán la vuelta a
mí. Tu silencio me obliga a reducir las posibilidades,
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Lugar: |
a
acordonar la zona, a situarte frente a la pantalla azul de
Salidas, mientras los números bailan y los vuelos se
entrecruzan. Tú, que negabas la vuelta a atrás, que dedicabas
la última hora a acariciar mis labios mientras insistías en
que debías partir y olvidar, con la boca pequeña y la palabra
débil. Me pregunto si no será angustioso caminar sobre las
losas brillantes de los pasillos de Barajas mientras
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Él: |
tu
cuerpo, tu cabeza, mientras toda tu vida se vuelve hacia mí y
pide un minuto más. Llevas tus pantalones negros y la camisa
blanca, lo he visto cuando salías de camino hacia allí, cuando
cerrabas la puerta sin mirar siquiera, ni un solo segundo.
¿Tanto miedo te da volver? ¿Tanto temor hacerme saber que me
quieres?. Querías volar, ahí estas, en el lugar donde todos
parten y nunca vuelven. Pero esta vez, lo sabes, será distinta,
no se admiten cuerpos sin voluntad y la tuya
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Ella: |
está
conmigo, en este lunar que no acabaste, en el pliegue oscuro de
la sábana que dejaste sin mirar, en la conversación inacabada,
en el último aliento del que - soy testigo - me robaste cuando,
apoyada contra la nevera, caíste sobre mí y me arrebataste la
mañana. He hecho una huelga de horas y me gustaría hacértelo
saber, dime por qué, solo así la desconvocaré, sólo de esta
manera bajaré las escaleras y tomaré un taxi hacia ti, sin
maletas ni ambages. Déjame
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Situación: |
conocer
cuál es tu ubicación, si es la oquedad del que huye sin
adquirir compromisos, la sala del que espera como muchos otros -
todos juntos dando vueltas entre las sillas enfiladas de una en
una y observándose de cuando en cuando buscando la esperanza,
la palabra final -, si es la terminal o la puerta de salida
hacia uno u otro destino, si al fin estás de vuelta equipaje en
mano cargado de perdones, de reconsideraciones, de amor nuevo y
floreciente una vez descubierto el error de aprehender el miedo
sin consciencia. Si acaso das por hecho que los caminos de los
hombres, mujeres y niños que deambulan por los diferentes
habitáculos o grandes espacios de ese aeropuerto son los mismos
que el tuyo, espera tu salida, da margen a las horas que se
amplían como densos compuestos, toma asiento, lee el
periódico. Mañana será otra la lectura, otro el lugar, otro
día en otra vida. No obstante, si crees en la virtud de amar
sin despecho, sin cerrazón, con arpegios o síncopes, como un
loco sin prudencia,
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Destino: |
entonces,
vuelve, haz que sea ese el motivo de olvidar que un día el
vuelo IB 742 BAR abrió una brecha y saltaste al vacío y
perdiste la memoria y tomaste un destino por el que, tal vez,
nunca habrías optado de saber que el amor exige constancia y
una fuerza descomunal sin sentido alguno. |
Sergio
Martín
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