ariadna
a  r  i  a  d  n  a      r  e  v  i  s  t  a      c  u  l  t  u  r  a  l


1d e   E N E R O  d e   2024

Rostro de Ariadna

 

I N V I E R N O

LA ÚLTIMA VEZ

La primera palabra de la Odisea es “andra”, que en el texto original griego significa “hombre”, y en la Iliada, es “menin”, que significa “cólera”. Entre una y otra acepción se ha desarrollado el mundo, el mortal y el de los dioses, así como algunas otras aventuras que nacieron cuando un siglo moría. Y fue en ese lecho de la moribunda centena donde el mito de Teseo volvía a resurgir. En 1997, armado con un manual de programación básica en html y una madeja de hilo, aquel reemprendía el camino mientras Ariadna, al fondo de la cueva, mantenía viva la perspectiva ante el anhelado rescate.

Sin embargo, lo más gratificante del mito en que se convirtió esa aventura fue el del camino mismo. Así, como le ocurrió al héroe, nos fuimos demorando en muchos rincones y tuvimos la oportunidad de conocer a aquellos que escriben poemas en el autobús al volver del trabajo, a los que se demoran en las páginas de alguna novela mientras roban al sueño los trozos de la noche, también regresamos a la disciplina barométrica de los ensayos, a las reseñas que luchan contra el olvido y la luna, y a transitar por el laberinto como quien pasea por un jardín con un jeroglífico bajo el brazo.

Entonces a la entrada de la cueva, por primera vez, se oyeron los compases de una melodía de Brian Eno. De esta manera, casi sin darnos cuenta, estábamos bajo la gran cúpula de la que cuelgan pantallas, como de Nôtre Dame colgaron una alguna vez lámparas votivas. Estábamos en mitad de una terminal de aeropuerto. Al fondo los mostradores del check-in se veían abarrotados y por los altavoces se repetía el mismo mensaje informando sobre el gran retraso, la anulación, la parada irremediable. Una música que lo ocupaba todo se hizo cargo ahora del sosiego, de la suspensión temporal del ajetreo pero la amenazaban días de vértigo y no tuvo más remedio que sufrir los golpes y dardos que el conflicto impone también al hombre digno. Es la guerra. La imagen de la guerra es la de una torre que representa precisamente a una torre. Fortificada con los desechos de los vivos, desde el matacán de los arqueros pudimos apreciar bien los fosos. Vimos a hombres con zancos que trataban de cruzar mientras los pintores daban brochazos al aire, justo a la entrada de la puerta. Cebralia era entonces una ciudad blanca e intermitente, un nuevo punto de salida tras otra parada en los pasadizos de la cueva. Allí, desde un orifico oculto en el techo, pudimos adivinar la soledad del cosmonauta. Cada 90 minutos, en en esa soledad ingrávida y metálica, podía contemplar la inmensidad amarilla del desierto del Sáhara como si fuera una condena inacabable, el castigo de no recorrer las tuberías y canalones por donde suelen jugar las ninfas y las náyades en la ciudad de Armilla.

Y por fin, la última palabra de la Odisea es “méntor” que en el original griego Μέντωρ significa “maestro y guía”, y la nuestra, después de esta travesía de un cuarto de siglo, es la misma que Cicerón emplea cuando se dirige al ágora afirmando: “gratiam agnoscimus”, que quiere decir: «reconocemos el agrade-cimiento».


 

ú l t i m a s    n o v e d a d e s

e l    l a b e r i n t o
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Jet Lag por Rafael Pérez Castells

El instante entre el final de un capítulo y
el principio del siguiente por Álvaro Muñoz Robledano Domus

Ferrol por Antonio Polo González

Y cuando una mañana... por Rafael Pérez Castells

UBI SUNT (a la manera de François Villon) por David Torres

Erewhon o Más allá de las montañas Samuel Butler, 1872 por Jesús Urceloy

Amanecer por Pedro Díaz Del Castillo

Entonces fue la sombra. Fue la fascinación por David Foronda

Acaso en Poley por Gema Albornoz

Tránsito por Jesús Urceloy

Amor de los gordos por Luis Amezaga

Travesía por Rolando Revagliatti

A las tantas por Armando Figueroa Rojas

 

a r t í c u l o s    y    r e s e ñ a s
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La mujer que no entendía el mundo
Pasión y sombra de Sonja Graf. David Torres

El fondo del puerto. Joseph Mitchell

La inclinación justa. Luisa Pallarés

Piel de barrio. Rafael Cabello

Saltar anuncio. Carlos Torrero

Eneida Publio. Virgilio Marón

El sentimiento de quien se queda de Giorgio Caproni
por Yuleisy Cruz Lezcano

 

 

 

 

 

 

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Junio 2010
A los
cuatro vientos

Junio 2009
La ecuación matemática y otros relatos

Mayo 2009
La lentitud del Otoño

Octubre 2007
Poesía 2000-2006

Noviembre 2005
La vida en Hermenauta

Julio 2012
Oxígeno

Diciembre 2012
Huevos Revueltos

Marzo 2013
Guarda che
Luna!

Noviembre 2016
Senryu

Junio 2019
Al final de los brazos abandoné todas las ciudades
Senryu Al final portada
       
   

Septiembre 2022
La vida en las calles
A vida nas rúas

   

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"Al final de los brazos abandoné todas las ciudades"
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ariadna rc es un trabajo dirigido y realizado por Antonio Polo González, Álvaro Muñoz Robledano y Pedro Díaz Del Castillo, con la colaboración desinteresada de Jesús Urceloy, Rafael Pérez Castells, Juan Manuel Navas, Sebastián Fiorilli, David Torres, Antonio Rómar y David Foronda, junto a quienes caminamos desde hace mucho tiempo. ariadna rc es una revista de creación que se renueva por completo con el paso de las estaciones actualizándose cada mes. ariadna rc pretende sacar a la luz  trabajos de creación literaria tradicional así como toda aquella experiencia literaria que se sirva de los medios que brinda la red para comunicar un mensaje nuevo y coherente.

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