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INDICE   MUSICA PARA AEROPUERTOS

 

II Concurso literario 
ARIADNA de poesía y relato 
"Música para Aeropuertos "

 

Vicente Rosales Cuny
MENCIÓN ESPECIAL
Categoría Relato 

 

Tres años luz

 

Una maleta y Sara en los brazos. Primer paso. Barcelona, Estación del Norte.

"¿Y lo otro qué?", me preguntó él. Pobre, no se lo esperaba. "Lo otro te lo quedas tú", contesté. 

Remordimientos, el gran sofá, ilusiones en conserva, desaires, ficción de familia, joyas, promesas que devienen en promesas tipo esta vez sí ya verás, días con sol de mármol y sombras de madrugada, migrañas maceradas en jack daniels, libros abiertos para despistar, sexo porque sí y ofensas tatuadas... total, anexos de soledad, nostalgia, inquietud de tiempo perdido, temor a odiar y la vergüenza de sentirse estafada. Sí, te lo quedas tú.

"Dos billetes por favor". La chica de la ventanilla sonríe. "Si es por la niña no hace falta mujer, que la cría no paga", dice. Aun así, "¡le he dicho que dos, haga el favor!".

Andén 8. Autocar para Toulouse. Diez minutos. Río de gente. Aguas turbulentas. La espera al igual que piedras en el arroyo. Personas vienen y van sobre canoas soñolientas y entumecidas, sobreviven como pueden a los rompehielos del capital, y eso que en principio debían ayudar. Entretanto un salvavidas de verdad: dos pececillos, tierna mirada. Mi Sara. Y otra vez lo real, el ahora. Caudal de inseguridad y flujo de pensamientos; impulsos de ida y vuelta apelmazados por error en la conciencia como el viento de incertidumbre que se va alojando en el pecho del asmático ante un acceso de injusticia natural, luego miedo a la ansiedad. Sin embargo, esperanza de mar abierto: el gran delta, aunque lejos, muy lejos. Es igual. Quizá mañana meandros de autoestima. Quizá. Hoy sólo una certeza: navegar. 

"No te atreverás, ¡si lo sé yo!", me gritó. "Puede que tengas razón", pensé.

El maletero abierto. Dejo todas mis pertenencias dentro, absolutamente todas. Sólo Sara y yo. Segundo paso. Un minuto y ya está. Motores en marcha. Aguardo en el exterior. Miro la gente entrar. Un beso a Sara, mi balsa. Se cierran las puertas. Seguimos fuera. Oigo las olas, siento la humedad. El autocar se va. Nuestros asientos vacíos. No me lo creo, navegamos. Observo, lloro y grito: ¡adiós flaqueza!. Sara duerme, no importa, adiós también. Y ahora, empezar de nuevo. Tercer paso. Barcelona. Sara y yo, solas, en busca del mar.

© Vicente Rosales Cuny

 

II Concurso literario 
ARIADNA de poesía y relato 
"Música para Aeropuertos "

 

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    seis   invierno  uno

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