Un año y dos cosechas. Nada mal
para unos agricultores primerizos. Pero sabemos que
la tierra es buena, y que nos traerá riqueza a
todos. Sabemos también que solo caminando se ablanda
el cuero de la bota, y que Ariadna va adoptando su
forma a medida que reaparece en cada estación. En
esta ocasión os ofrecemos el número 2, la Edición
del Invierno de 1999.
En esta nueva entrega queremos
desenrollar el ovillo de Ariadna un poco más, hacer
que la poesía y el relato en lengua española se
pueda conocer en todos los rincones, en cualquier
lugar donde alguien esté conectado a la red, y que
los autores de la Patagonia sean leídos por los de
Soria, y los de Valladolid por los de Carabobo. Sin
embargo, somos conscientes que Ariadna no la
constituyen sólo palabras, sabemos que su diseño
forma parte de ella, e incluso que es motor en la
búsqueda de la belleza. Ahora, también como antes,
requeriremos la ayuda de los lectores-navegantes que
nos visitáis. Los que escribís, seréis
bienvenidos, y admitidos en la Orden del Ovillo, y
los que no lo hacéis, también entraréis en la
Orden si nos facilitáis trabajos de autores que
conozcáis.
El Ovillo de Ariadna crece y se
desenreda en un largo cordel formado de cuentos y
poemas, de hebras que nos llegan de ambos
hemisferios. Por tanto, esperamos crecer con vosotros
gracias a este regalo muy cerca del fin de milenio.
¡Ah! y una recomendación, como no
hay laberinto sin ciudades, no olvidéis visitar
nuestra ciudad particular, Cebralia. Creada hace algo más de un año por
Antonio Polo al igual que ARIADNA, ha crecido con
ella y con nosotros. Sus calles, pasajes y abismos os
esperan para compartir la aérea hospitalidad de sus
habitantes.