RESEÑAS
Y ARTÍCULOS


LIBROS


 

SEDA Alexandro Baricco
CRÓNICAS DE OLVIDO. Graciela Baquero.
UN PAÍS LEJANO. José Luis Morante.
LAS ISLAS SUMERGIDAS. Manuel Moya
POESÍA (1990-1998). José Luis Morante.
TIEMPOS TREMENDOS José Francisco García Prados
IDEAS SOBRE LA COMPLEJIDAD DEL MUNDO Jorge Wasenberg

 

SEDA Alexandro Baricco
Editorial Anagrama. Panorama de Narrativas. Título de la edición original: Seta. Quinta edición: Noviembre de 1997 (actualmente se ha editado la número 11ª). Portada: Julio Vivas. Ilustración: Ángel Jové. 125 páginas. Precio: 1.300 pts.

 


Alessandro Baricco (Torino, 1958) es autor de las novelas Castelli di rabia (Premio Selezione Campiello y Prix Médicis Étranger) y Oceano mare (Premio Viareggio), del monólogo teatral Novecento y de un ensayo sobre la relación entre música y modernidad, L’anima di Hegel e le mucche del Wisconsi. Con Seda, que ha tenido un éxito extraordinario en Italia, y en los países en los que se ha traducido, se ha consagrado como uno de los grandes escritores italianos de las nuevas generaciones. Baricco dirigió el programa de libros "Pickwick" para Raitre, que "invitó a los italianos a redescubrir el placer de la lectura" (Claudio Paglieri), y en 1994 fundó en Torino una escuela de "técnicas de escritura", llamada Holden (como homenaje a Salinger) que ha tenido, bajo su dirección, un éxito clamoroso.

I

"Era 1861. Flaubert estaba acabando Salammbô, la luz eléctrica era todavía una hipótesis, y en la ruleta salía siempre el número dieciséis..."

Seda es la historia de la certeza de la propia suerte. En ella se percibe una atmósfera de abandono al destino cuyos personajes lo asumen como se asume la realidad. Baricco cuenta la historia de amor y de deseo de un comerciante de gusanos de seda, para el cual el tiempo en realidad es un espacio para la reflexión. Hervé Joncour recorre ocho mil kilómetros en cada viaje a Japón y mientras recorre el mundo atraviesa ríos, montañas y mares, y cada vez que lo hace percibe que algo va cambiando en él, como el lago Baikal al que llamaban mar primero, y luego el último, el demonio o el santo, y Joncour que viaja con una carta de amor escrita con ideogramas orientales en el bolsillo presiente, solo al final, que las aguas embravecidas que presuponía en ella en realidad eran el reflejo del apacible fondo de la bahía de Niza, en donde Hélene, su mujer, le regaló tres semanas de pequeña e intachable felicidad.

Alessandro Barico ha escrito la novela de un sacrificio, como a veces es el amor o las cosas cercanas que nos rodean.

-"¿Cómo es el fin del mundo? -le preguntaron.

Invisible".

Antonio Polo

II

Seda es una bellísima historia de amor, disfrazada de libro de viajes. Hervé Joncour, el viajero, no es el verdadero protagonista, por que ésta es la historia de tres mujeres que manifiestan su amor en un gesto, que se convierte en metáfora de cada una de sus vidas.

Seda es un hermoso libro de viajes, disfrazado de historia de amor. Alessandro Baricco nos cuenta el viaje como una escena estática, que utiliza para crear la sensación de distancia, de alejamiento de las raíces. El tránsito no importa, por que ésta es la historia de otro viaje, del viaje interior de Hervé Joncour, que como muchos nómadas, termina encontrando una cierta paz en su jardín.

Seda no es una historia, es una galería en la que el autor ha colgado los retratos de sus personajes. Son telas con pocas pero hábiles pinceladas, que recrean un mundo irreal y mágico habitado por seres más parecidos a héroes mitológicos que a burgueses de finales del Siglo XIX.

Seda puede que ni siquiera sea un libro, y se trate de un complejo "Kanji", o ideograma chino, que Alessandro Baricco se ve obligado a inventar, para dar nombre a esa melancolía que produce la vida cuando pasa.

Rafael Pérez Castells

III

Si a usted le gusta el café descafeinado, los cigarrillos light, la música new age y la narrativa de Paul Auster, entonces le encantará SEDA, de Baricco, quien, por cierto, tiene apellido de tallarín o de ravioli (light, por supuesto). Porque SEDA es una novela para los tiempos light y descafeinados que corren, sencillita, ligerita y breve, sobre todo breve. Para este servidor la única virtud de SEDA es que su éxito puede poner sobre aviso al cerril mercado editorial español sobre la pertinencia de la novela corta. Lo demás es silencio, no "música blanca" como afirma pretenciosamente Baricco en la contraportada. Porque SEDA no es una novela corta, sino un cuento largo: a semejante argumento Calvino no le hubiera dedicado más de tres páginas y Borges una nota al pie. En SEDA no hay profundidad ni tensión ni nada de nada: es una acuarela en cinco colores (ni uno más), no hay personajes sino entes lingüísticos mágicamente transportados de una Francia de opereta a un Japón de ópera de Puccini donde falta, por supuesto, la música.

     David Torres.

IV

Podría emplear una lista interminable de adjetivos cursis para calificar esta breve historia de Alexandro Baricco, sin embargo, sólo diré que el libro de Baricco no debe leerse sino contemplarse. Sí, contemplarse con los mismos ojos que podríamos observar un cuadro o una escultura. Quizás deberíamos incluso analizarlo con las mismas herramientas que nos da el arte, color, composición, etc. Seda es un ejercicio de preciosismo literario, una joya en el sentido más estricto de la palabra, con destellos cegadores, brillos refulgentes y un valor incalculable.

Pedro Díaz Del Castillo

V

Esta novela - a la que personalmente me niego a llamar así, y si lo hago es por cortesía - no es una novela. En todo caso es un relato. Aparte de su tema, que trataré algo más tarde, considero que Baricco o Anagrama, tanto da, (pues el escritor debe sentirse responsable incluso de las erratas que le hacen), estilísticamente me la ha querido meter doblada. Y lo ha conseguido.

No es una novela porque la letra es gordísima, 25 líneas por página y amplios márgenes, y 118 páginas quitando las de respeto. Los capítulos, 65, obedecen más a un misterioso sentido cabalístico del autor - que me niego también a descifrar - que a una disposición ordenada. Por ejemplo del Capítulo 1 al 9 bien podría haberse hecho un todo sin que afectara en absoluto a la lectura ni a la comprensión, y así sucesivamente. De manera que podría reducirse a diez o doce capítulos a lo sumo. Es decir que en tipos 12, márgenes normales, 35 líneas, etc, etc, se nos hubiera quedado en un 40 páginas y habría sido necesario decirle a Baricco que sumara un par o tres cuentos para justificar las no sé cuantas pesetillas del producto.

Aparte de estas consideraciones de tan somera importancia, el relato es bellísimo. La historia roza lo tenue y afecta al corazón. No quiero desbrozar contenidos, pues casi sería suicidarle la lectura al que la desconoce y también sería necio pues en el fondo es una historia muy simple, de una sencillez abrumadora, pero de una humanidad extraordinaria.

Tal vez sea la historia de dos mujeres, o de una mujer, o de un liviano roce de aire al que descubrimos ondulando un paisaje lacustre. Posiblemente también sea un viaje a la nada. Donde lo Oriental se deja desunir a lo Occidental, estableciendo diferencias y comportamientos irreconciliables, aptos sólo para la memoria. Útil para derribar fronteras, ya que parece obstinarse en establecerlas.

Recomiendo al lector que sea paciente. Si llega al capítulo 5 y nota que le engañan, deje el libro, tome conciencia y valor y vuélvalo a leer. Lo hará en 45 minutos o en hora diez, si paladea. Tanto así como si le engancha desde el principio disfrute, llore, ansíe, piense. Si no le gusta, pese a todo, sepa que también usted tendrá razón. Porque - y ahora sí me atrevo a definir- más que nada es un "objeto de culto".

Jesús Urceloy

VI

Ocurre en el autobús. Alguien, a nuestras espaldas, cuenta su historia; el ruido del tráfico y las voces que se cruzan nos dejan tan sólo unas pocas palabras, pero creemos que quien habla, a quien no podemos ver, recuerda cierta ocasión en que contempló el agua. Demasiado poca cosa. Pero tal vez sintió, en ese momento, su vida por única vez. Y tal vez nosotros, al escucharle, sintamos la nuestra, tan pequeña como ese recuerdo fragmentado por tantas voces que se cruzan.

Alvaro Muñoz Robledano

VII

Tenue, caprichoso, ligero, volátil, absurdo, repetitivo, espiral, apasionado, fantasioso, duende, mágico, tramposo...el deseo. Seda.

Seda es una historia de deseo. Como tal, ha de ser tratada con delicadeza, sin pedirle otra cosa que no sea que la ilusión que suscite, nos deje ciertos reflejos iridiscentes. Si penetramos en su lectura, esperando encontrar profundidades metafísicas,  laberintos lingüísticos o estructurales, haremos un desgarrón en sus fibras, y nos sentiremos muy desnudos, anhelando la firmeza de obras de tejido más grueso, y firme dobladillo en el que descubrir nuevos sentidos.

Seda es la historia del deseo de un hombre, por una mujer tan concreta, que no es ninguna mujer o es todas las mujeres. Seda es el deseo, sobre todo, de una esposa, por su marido.

Un pañuelo, una media, o SEDA, están ahí simplemente para hacernos soñar. Que en estos tiempos, no es poco.

Macarena Moreno

VIII

 

Seda tiene varios argumentos entrelazados pero su tema principal es el eterno retorno. El eterno y monótono retorno que el autor simboliza mediante el ciclo anual de las cosechas de seda. El mundo de Seda es un círculo, y avanzar sobre un circulo siempre significa regresar al punto de partida. Los círculos tampoco tienen principio ni fin, por eso resulta invisible al protagonista el fin de ese mundo (solo en su último viaje - el único algo diferente - Hervé logra vislumbrar durante un momento el fin de su mundo, el fin de sus rutinas).

El ciclo de cosechas de Seda es como un carrusel de feria sobre el que suben y bajan - dando vueltas de periplo anual - los caballitos de las demás historias del relato. Probablemente, el caballito mas vistoso de todos (el favorito de los lectores) sea la historia de las mujeres, pero a la postre esa historia también resulta ser una vuelta al punto de partida tan recurrente como todas las del libro (la intriga de las mujeres es muy adecuada para el tema del libro, pero no es muy original... no citaré ejemplos para no aguar la lectura).

Seda versa fundamentalmente sobre la monotonía de la vida (o sobre la vida de los monótonos). Sin embargo, a pesar de su tema, el libro no resulta monótono, y el autor usa artimañas de buen oficio literario para darnos esa impresión de monotonía sin aburrirnos. El truco mas facilón (pero efectivo y simpático) consiste en repetir palabra por palabra la ruta de cada viaje. Mayor sofisticación y esfuerzo requieren la descripción de una Francia Japonesa y de un Japón afrancesado (Hervé construye en Francia un jardín Zen y Baldabiou bien podría ser un jocundo maestro de esa disciplina; la japonesa, por contra, tiene rasgos europeos... amén de otros muchos detalles). En ese paisaje uniforme, el protagonista recorre miles de kilómetros sin perder un ápice de su provincianismo: su mundo no solo es circular, además cada sector de ese círculo resulta atrozmente similar.

¿Es por ventura el mundo nada mas que un eterno y aburrido retorno de astros, cosechas y deseos? El tema es muy profundo para ser un producto tan "light" y tan sin hechuras metafísicas como parece a primera vista ... a lo mejor es por eso que Baricco no sabe y no contesta (para no convertir el libro en un texto de filosofía). Pero cuenta, al menos, una única historia no recurrente que abandona el monótono círculo por la tangente y nos deja un hueco para la esperanza: la historia de Baldabiou. En mi opinión, Baldabiou es un personaje tan fundamental que casi pasa desapercibido: es el factotum que funda y mueve la ruleta de las cosechas. Y Baldabiou me parece el único niño normal de esa feria; el único que sube a los caballitos solo para pasar un rato mientras los demás se aferran de por vida a sus monturas; el único que, por eso mismo, puede bajarse del tío vivo cuando el azar de la señal convenida por ambos: "que el manco consiga una carambola a cuatro bandas en el billar". Baldabiou es el único que se divierte y nos divierte: en Seda todos son unos capullos menos Baldabiou (capullos de gusanos de seda, por supuesto).

Finalmente, coincido con Pedro Díaz del Castillo en que Seda es una joya de rara belleza, pero añado que también me parece un hermoso astro que al ir rotando lentamente sobre su eje, nos muestra, uno detrás de otro, sus múltiples continentes. Cada lector, según su gusto, escogerá un continente para vivir, pero la visión de conjunto es bastante placentera y aleccionadora.

Pepe Jena

DURANTE TODO EL INVIERNO PUBLICAREMOS TODAS LAS OPINIONES QUE SOBRE ESTE O CUALQUIERA DE LOS LIBROS AQUÍ RESEÑADOS NOS LLEGUEN. ESCRIBIDNOS.
pdiazc@arrakis.es

 

CRÓNICAS DE OLVIDO. Graciela Baquero.
Pamiela, nº 38. Pamplona - Iruña, 1997

Propone Graciela Baquero en esta colección de textos bellísimos un recorrido por el laberinto interior, por la vida única e irrebatible de los que mueren en nosotros. Figura, (es) el poeta su propio personaje (Olvido) y tomado por ella de la mano nos adentramos de nuevo en el viaje por la desolación. Ya es muy clara Graciela cuando nos indica al principio los diversos significados de la palabra "olvido".

Los textos son breves, dos o tres párrafos, pero todos los contenidos son densos, se pueden mascar, pueden atragantarnos. El lenguaje es belleza, el ritmo casi balada de lejanos resortes. Una poesía dispuesta al magnetismo y destinada al recuerdo. Porque el final es ese, siempre, y queda aceptarlo o continuar huyendo.

Jesús Urceloy

 

UN PAÍS LEJANO. José Luis Morante.
DVD Ediciones. Barcelona, 1998

Lugares y tipos comunes a menudo tratados desde el interior de sí mismos, a veces pretendiendo la solidaridad y la denuncia, a menudo intensos, las más veces gritando.

Apuesta su piel Morante contemplándolos, contemplándonos. Arranca el gesto agresivo y lo hace poema. Lastima al corazón, le hace plural. Describe y testifica. Me declaro admirador del coraje, del orgullo: para hablar del dolor y el sufrimiento hay que vivirlos. Quisiera, más que nada, estar equivocado.

Como versificador es excelente, sabe ritmar con soltura y perfección. Y no hay nada gratuito en estas frases. Lo que es, es y que me digan que no. Pocos como Morante en estos últimos tiempos uniendo heptasílabos y endecasílabos. Impecable. Sin dudas.

Jesús Urceloy

 

LAS ISLAS SUMERGIDAS. Manuel Moya.
Ágora + El Sornabique. Béjar, 1997

Manuel Moya, pese a su inexactitud, su muy libre a menudo utilización del verso tiene la cualidad de lo prudente, de no envilecerse, de ser persona en todo momento. Y un poeta como la copa de un pino.

Es un gustazo leerle en cualquier ocasión: abandonarse en sus versos es olvidar la infelicidad del mundo. (o atragantarse en ella -depende del libro).En este en particular abogo por la primera idea, y por algunos poemas memorables: por su discurso, por su humildad. Porque no va diciendo cómo son las cosas, sino sencillamente que están ahí.

Jesús Urceloy

 

POESÍA (1990-1998). José Luis Morante.
Ayuntamiento de Rivas Vaciamadrid, Col. Encuentro en Rivas nº 2, 1998.

Repite y verifica Morante, más que otra cosa, su presencia en nuestras páginas. Se trata de su poesía completa (exceptuando su último libro reseñado anteriormente).

Cuatro libros comportan el volumen: Rotonda con estatuas, de 1990; Enemigo leal, de 1992; Población activa, de 1994 y Causas y efectos, de 1997. Todos publicados en dispersas aunque excelentes colecciones. Prologa, aunque más podría decirse que estudia al autor, José Luna Borge admirablemente.

Se me antoja un libro necesario, pues no sólo advertimos el camino, las zahurdas con que Plutón ha ido pergueñando al poeta en el tren de la ninfa, sino que recuperamos la voz de un pasado que no es tal: convierte al libro en novedad y en audacia. De lo que se dijo anteriormente en Un país lejano rescatamos el todo y de este volumen me atrevo, de nuevo, a destacar uno entre los libros de su poética: Enemigo leal.

No deben faltar ambos títulos en nuestra biblioteca. Enemigo es un libro apasionado, vigoroso, necesario. Cerca la casa y conmueve al castellano. De antología, pese a quien pese: que pesará. Nada más. Sus y a él. Para ganarse amistades sinceras y enemistades inmarcesibles.

Jesús Urceloy

 

TIEMPOS TREMENDOS José Francisco García Prados.
Sial. 1998. 1.300 ptas

Tiempos tremendos es el libro que uno hubiera querido escribir si a Dios le hubiera dado la gana, es decir, si uno hubiera tenido el talento, el coraje y –para resumirlo todo con una palabra genesíaca- los cojones suficientes para hacerlo. Por ejemplo, el poema De la noche, tus pasos y otras adversidades cuenta dos historias de amor paralelas, dos amantes hastiados el uno del otro que recuerdan cada uno por su cuenta un antiguo amor mientras sus reflejos multiplicados en los espejos del café se asesinan recíprocamente ad infinitum a la vez que, afuera, caen las bombas de una guerra que, por lo que sugiere el verso final, podría ser la de Croacia - compruebo con horror que mi resumen es casi más largo que el poema.

Por lo que yo sé, Tiempos tremendos es la primera entrega de la opera omnia de su autor, una suerte de work in progress a la que con el tiempo se irán añadiendo más secciones y poemas, en una lenta, paulatina selección calcárea. No es casualidad que el símbolo de la colección –y el animal totémico de su autor- sea el caracol, molusco de avance retardado pero inexorable, porque ¿hay algo más misterioso que una concha de caracol ensimismada en su propio arcoiris? ¿Y más hermoso que su reguero de baba húmeda brillando en la hierba de la mañana como la escritura de un recién nacido? A mí, los tiempos de los que habla Paco no me parecen tan tremendos (ni más ni menos que cualesquiera otros): lo que sí me parece tremendo es el descubrimiento de un poeta con una voz sorprendente y nueva, dueño ya, tan pronto, de todos sus recursos expresivos, con un sentido del humor inusitado, con una inteligencia y una imaginación absolutamente intemporales, un poeta capaz de resumir en un solo poema no sólo una guerra civil, sino también la posguerra y la preguerra. Tiempos tremendos es un libro escrito para celebrar la lentitud de sus descubrimientos y la sorpresa de sus avatares, un libro escrito por y para caracoles, una sucesión de pequeños milagros lingüísticos, una colección de senderos resplandecientes, de hermosos laberintos, tan deslumbrantes como el césped de una mañana de verano habitado y trazado por lentos moluscos de tinta negra.

David Torres

 

IDEAS SOBRE LA COMPLEJIDAD DEL MUNDO Jorge Wasenberg
Tusquets Editores. Colección Metatemas. Número 9. Barcelona, 1985. 3ª Edición 1994. 168 páginas.

Uno de los métodos más empleados por la Ciencia estriba en la simplificación extrema de los sistemas que estudia, con el fin de facilitar su modelización y la creación de algoritmos matemáticos que permitan anticipar su comportamiento futuro. Este método ha aportado un sinfín de éxitos a los investigadores, sin embargo, el metodo encierra en sí la semilla de su propio fracaso cuando trata de explicar fenómenos en los que no se puede prescindir de los elementos más ínfimos en su modelización. En los últimos años han surgido una serie de teorías que emplean aproximaciones diferentes para la explicación del comportamiento de los sistemas biológicos, las sociedades húmanas o el clima, entre otros. La teoría del caos, teoría de la información, teoría de juegos, termodinámica de los procesos irreversibles, son sin duda, algunas de las que más suenan. Todas ellas se han ido englobando en lo que se ha dado en llamar Teorías de Complejidad.

J.Wasenberg además de convertirse en los últimos tiempos en uno de los mejores divulgadores españoles, trabaja aún sobre la termodinámica de los procesos irreversibles para la descripción de sistemas biológicos, por tanto ha participado en la evolución de todas estas teorías desde su origen. En este libro, Wasenberg parte de una introducción a esta nueva ciencia de la complejidad, para más tarde adentrarse en ese resbaladizo terreno constituido otros fenómenos complejos genuinamente humanos: el arte, la religión, el amor o la misma ciencia. Claro y conciso en su primera parte dedicada a la complejidad y el azar, se hace más difuso y difícil conforme se adentra en temas más especulativos. Este ensayo constituye un claro ejemplo de que la evolución actual de aquellas disciplinas ciéntificas más elementales, borra los límites entre las diferentes campos del conocimiento y la cultura humana.

 

Pedro Díaz Del Castillo

 

 


a r i a d na