La poesía
de tradición oral constituye, quizá el valor
de identidad cultural más importante de los saharauis.
De contenidos románticos,
didácticos, religiosos y sobre todo geográficos.
Además de contenidos patrióticos, la poesía
es parte inseparable de lo que los saharauis entendemos
por vida.
La geografía
del Sáhara, Zemur y sobre todo Tiris, constituyen
una de las fuentes de inspiración más recurridas
por la poesía saharaui.
Cuando se vive
en el desierto, cuando se haya observado sus noches estrelladas,
o su luna llena, o cuando se pueden contemplar sus crepúsculos
y auroras. Cuando se puede escuchar la inmensidad y la intensidad
de sus silencios y sonidos, uno termina escribiéndole
versos. Uno termina amando el desierto, el nuestro, o sea
El Sáhara.
El Sáhara está por encima de todas las adversidades
a las que estamos condenados.
Las osamentas blancas y limpias de camellos anclados en
medio del desierto son la evidencia de un período
de sequía. Entonces Zemur está triste, pero
El Tiris llora amargamente lágrimas secas, polvorientas.
Cuando el Tiris está desolado, solos se quedan los
Galaba (montañas), solos se quedan Leyuad (Galaba),
entonces sus lamentos en medio de las oscuras noches destrozan
los corazones de los viajeros que sigilosos pasan sin detenerse,
sin mirar.
Pasan sin pasar.
Cuando El Tiris está seco, El Sahara entero vive
pendiente del cielo.
Zemur está triste, pero sufre más por el estado
del Tiris que por las llagas que desfiguran su rostro.
Badi, uno de los poetas saharauis más importantes,
conoce de sobra los rostros del Sáhara. Amargos y
tristes, dulces y alegres. Las dos caras de un entorno que
parece estar condenado a enseñarnos la esencia de
la belleza, pero no cualquier belleza, sino la imprescindible,
la necesaria.
Lembeidí, es el título de un poema de Badi
que describe El Tiris con toda su belleza. El poeta parte
de la montaña de Lembeidí (Lembeidí
y la duna que lo corona
) que se sitúa en el
centro de Tiris, para hacer un recorrido por la región
describiendo cada uadi cada valle, cada montaña
En otro poema suyo que se titula Tichuach (añoranza),
el poeta vuelve después de muchos al Tiris de sus
amores y contemplando la belleza del paisaje, evoca los
tiempos en que El Tiris estaba lleno de jaimas, caravanas
de camellos lo cruzaban a toda partes, los amigos estaban
siempre cerca y la gente vivía feliz. El poeta ante
el esplendor de su paisaje preferido, con el corazón
encogido se pregunta por los amigos, por los dueños
del Tiris, desterrados, ausentes, olvidados.
Badi y tantos poetas saharauis conocen cada paraje de los
cuatro puntos cardinales de nuestra geografía. Han
recorrido El Sahara retratándola en versos que iban
repartiendo, obsequiándolos allí donde les
sorprendía la noche.
En tu rostro pace la sombra/ Tu cabello se vuelve ceniciento/Pero
no pierdes el embrujo con los años/ Tu belleza se
hace aún más hermosa
El poeta del Tiris jura el amor eterno a su amada. Versos
como éstos, el viento los esparce por El Sahara,
fecundando las ganas, el misterio, el hechizo de éste
pedazo de tierra que nos tiene tiernamente cautivos.
Los acontecimientos más relevantes de nuestra historia.
Los sueños y esperanzas, los éxitos y fracasos,
la guerra, la muerte y la vida están reflejados en
la poesía.
La poesía en Hasanía, es la síntesis
de nuestra historia, la enciclopedia de nuestra existencia,
el archivo que guarda nuestra memoria.
Además de la poesía en Hasanía, se
escribe también poesía en árabe y español.
La poesía en árabe aborda prácticamente
los mismos temas que la poesía en Hasanía;
pero se destaca su inclinación por reflejar la situación
del pueblo saharaui y su lucha por la libertad y la independencia.
Esto se debe a que la poesía escrita en árabe
quizá empezó con la revolución, los
primeros cantos de lucha, los primeros himnos patrióticos
se crearon en Árabe.
Entonces, también, con cierta timidez comenzaron
a surgir los primeros versos en lengua española,
teniendo como fondo, igualmente, la situación de
guerra, de abandono, de invasión del territorio y
del éxodo masivo de miles de saharauis hacia las
fronteras vecinas.
No es hasta finales de los ochenta y principios de los
noventa cuando parece que comienzan a aparecer atisbos claros
de una poesía seria, profunda, preocupada por todo
lo que acontecía en su entorno, no solo la lucha
del pueblo saharaui y sus aspiraciones de libertad, sino,
también una evidente preocupación por lo que
pasaba en el mundo. Además de temas que reflejan
la vida cotidiana de la sociedad saharaui no exenta de sentimientos
tan universales como el amor, la felicidad y la profunda
pasión por hacer que la vida de los saharauis deje
de ser rutinariamente triste y dolorosa.
La poesía en español, a mi modo de ver, por
la proyección y el eco que está teniendo,
se convierte en un enlace, un puente que tiende a un rico
encuentro entre la cultura autóctona saharaui y la
cultura española e iberoamericana.
La poesía saharaui, tanto en Hasanía, árabe
como en castellano es un símbolo de lucha y de reivindicación
de los saharauis por su libertad. Es la voz de miles de
niños y mujeres que claman por volver al Tiris de
sus sueños.
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