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    diez  invierno

PORTADA :: EL HILO ::  EL LABERINTO

 

Todas la claves y el símbolo 

VersO
Adónde (II)
por Santiago Parres

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Me llamó Lowrry anoche
por Antonio Rodríguez

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Canas sin amor
por Aarón David

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Invierno
por Nuria Ruiz de Viñapre

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Es sexo
por Ivanovich Torres

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Navida(ciuda)des blan(fran)cas
por Miguel de Asén

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La poesía es un arma cargada de mercurio
por Belén Reyes Redondo

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Los boleros
por Guadalupe del Hierro Higeras

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Hebras
por Gonzalo G. Djembe

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Devenir
por Alejandra Correa Vázquez

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Pienso en Roger Penrose
por Raúl Hernando

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Todos mis simios en una baba de luz
por Víctor Clementi

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En tí dormida
por Juan Carlos Elija

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Del rigor en el juego
por José Ignacio Serra

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Demasiado jugosa
por Manuela Maciá

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Mare Tenebrosum
por Manuel Lasso

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La mano
por Antonio Polo

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Sin título
por Fernanda Varo

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Parpadeo de luna
por Álvaro Colomer

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La autopista
por Eladio Bulnes Jiménez

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La fuente de los deseos
por Ricardo Alfredo Kleine Samsom

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Dentro
por Rafael Moriel Escudero
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...Mu Tosico 

Última fotografía de familia
por Manuel Moya Escobar

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Caminando con mamá
por José Luis Vasconcelos

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Muestrario de la vida
por Amado Gómez Ugarte

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La sonrisa del mimo
por José Marzo

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JOSÉ MANUEL LUCÍA MEGÍAS
LIBRO DE HORAS

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ALMUDENA URBINA
ESPACIO INTERIOR

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JOSÉ VILA DEL CASTILLO
MANOBRA

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ÁLVARO TATO
HEXATEUCO

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JOSÉ LUIS DE JUAN
LA VIDA PRIVADA DE LOS VERBOS

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DAVID LAGO
XX ANIVERSARIO DEL ÉXODO MASIVO

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ROMAN PIÑA
LA BOLSA DE PIPAS
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MILAGROS ROMÁN
PARA PONER LOS PELOS DE PUNTA
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m2gh34·inicio

Adónde (II)
por Santiago Parres

 


Adónde va el crisol donde miramos
el brillo de los ojos huidizos.
Adónde van las nubes de plomizos
presagios, negras flores que libamos.

Adónde van los barcos inventados
por náufragos sedentes de ciudad;
adónde va a perderse la verdad
que porta apocalipsis derrotados.

Adónde va el eclipse que se escapa
de todas las pinturas; y el ocaso.
Adónde van los globos, son acaso
las islas no trazadas en un mapa.

Adónde fue la miel de aquellos labios.
Adónde la razón de sus agravios.

 

Arze Azul


 

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m2gh34·fin

 

m2gh35·inicio

Me llamó Lowrry anoche
por Antonio Rodríguez

 

Me llamó Lowry anoche,
gimoteando porque, esta vez,
se le había caído el libro al volcán.
Suspiré aliviado,
esta vez no tendría
que quemar su casa.

 

Antonio Rodríguez

 

 

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m2gh35·fin

 

m2gh36·inicio

Canas sin amor
por Aarón David

 


Manera de amar sabor en sándalo,
sátira de un hombre viejo,
solo humo en años de canas blancas,
llora en marchita piel muere en sentimientos oscuros.

La busca en las calles frías,
porque nunca sintió labios tiernos de mujer;
su amor se acoge en sombras densas;
él sin pasión solo sentir, un morir.

No llorara más las rosas mueren con el viejo,
marchito él esta sin el amor,
se cae al dolor del abismo.

Ya esta en la tumba muerto,
ya no esta la llorando solo,
del amor cruel burla a su soñar.

 

Aarón David

 

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m2gh36·fin

 

m2gh37·inicio

Invierno
por Nuria Ruíz de Viñaspre

 

¿Te has detenido alguna vez
a observar los rostros del mundo?
¡qué soledades e insatifacciones encierran!
Apesadumbradas expresiones
¡Qué esencialmente tristes y solos están los rostros!

[I]

TU rostro
Inmóvil
En mi recuerdo
Quieto
Espera
Si directo te miro
Te disipas
Difuminas
Tu rostro
Sólo tus bocas recuerdo
Sujetando interminables colillas
Entre los barrotes de tus dientes
Tu rostro
Sólo tus miradas recuerdo
Clavadas en fuego fatuo
Sujetando interminables libros
Entre antiquísimas manos
Sólo eso
Espera
Parece que asomas
Es una sombra
Quiebros
Rescoldos
Nada
Olvidos

 

[II]

HUYE de la noche que esconde infiel amante
Y del amante que tiende manos en lascivo lecho
Huye de los lechos iluminados por la luna
Y del semblante de la luna que desde el infinito asoma
No te apiades de sus tristes cantos ni lamentos
Cálmate y huye
Huye de las flores que se abren felices al sol
Y de los dos soles que son sus ojos
Huye de esos ojos que desarman almas
Cálmate y huye
Huye del argénteo manto de los mares
Iluminado por astronómicas luces
No te fíes de las nubes
Que desembarcan raudas del océano
Cálmate y huye
Huye del color ensangrentado del ocaso
Que le ha robado su matiz a la rosa
Y del argéntea luz de la alborada
Que de los ángeles hurtó purezas
Escóndete y huye
Huye del silencio aliado de la noche
Y del oculto canto de los pájaros
Huye de la noche de la tarde de la vida
Huye de sus huellas de sus pasos de sus sombras
Huye y aúlla

 

[III]

DUELEN tus manos
Esas lentas descaradas que señalan y critican
Duelen las miradas
Que inesperadamente alargas
Sosteniendo a pulso mis miradas
Duelen tus cuerpos
Bailando danzas malditas
Perfilándome cinturas
Duele saberte tan de mí y tan de otros
Duele tu vida
Duele tu muerte
Tu olor aniquilando personalidades duele tanto
Que avara tierra quisiera ser
Para aplastarme en vida
Y cubrirte en muerte
Sólo entonces devorarte
Y así dolerte en muerto lo que en vida me doliste

 

 

[IV]

¡OH, desordenadas lunas
en desordenadas manos!
¿Qué será del mundo, qué de la Tierra,
que por tantas y tantas manos pasa?
Manos sucias
Manos rojas
Manos todas de muertes manchadas
¡Huye Tierra, huye!
¿Qué será de todo? ¿Y de la nada?
¡Arrebátanos el poder!
O con descomunales manos
Estrangularemos a la Tierra
¡Oh, desordenada Tierra
en desordenadas manos!
¡Ay de ti si no huyes montada en tu última luna!
No mires atrás
No mires a esas manos de sangre manchadas
¡Ay de ti!
¡Cabalga, Tierra, cabalga!
Que está pronta tu muerte
Que a carrera también se acercan
Esas manos galopantes
Que ceñirán tu figura
Perfilándote cinturas
¡Ensíllate a la luna, tu yegua!
¡Cabalga y huye!
A galope
¡Huye!

 

Nuria Ruíz de Viñaspre (Selección de su libro "Desvaríos subterráneos" de Huerga y Fierro)

 

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m2gh37·fin

 

m2gh38·inicio

Es sexo
por Ivanovich Torres

 


Tu mano que se levanta y mueve lentamente entre las sábanas,
            es sexo

Tu pierna vacilante entre la zapatilla y mis muslos es sexo, es un
            sexo

La espalda apretada y tibia, blanca, como si pudiera cantar una
            nota fina,
y explotar
un sexo majestuoso el que llevas en tu espalda de durazno (tallada
            obra fina)

Senos que han sido separados por un vado de vino y carne, es un
            sexo inimaginable, silencioso, asfixiante...

Y un beso en mi mejilla es un sexo penetrante, un deseo para mi
            falta de caricia, un beso que hace amarte

Tu cuerpo personifica a un animado sexo,
muerto y sencillo,
amoroso y con instinto
sexo extasiado, sonriente, tranquilo

Ivanovich Torres

 

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m2gh38·fin

 

m2gh39·inicio

Navida(ciudad)es blan(fran)cas
por Miguel de Asén

 

Quisie(pudie)ra en navi(ver)dad
ser huma(herma)no altruis(pacifis)ta,
busc(hall)ar un viv(exist)ir
donde rei(gobier)ne la equi(igual)dad.
El si(desti)no lo forja(marca)mos
entre muje(se)res y hom(nom)bres,
una acci(raz)ón puede trunc(mell)ar
mil circunstancia(fundamenta)les
deveni(existi)res sin quer(sab)er.
La cla(lla)ve del futu(conju)ro
es vues(nues)tra, viv(sent)ir
la solidari(igual)dad en el cal(am)or
a cada cu(igu)al, como testi(ami)go
de nues(vues)tro hac(s)er,
como testi(patri)monio lle(ple)no
de otro amane(rena)cer sin sole(mal)dad.


Miguel de Asén

 

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m2gh39·fin

 

m2gh40·inicio

 

La poesía es un arma cargada de mercurio
por Belén Reyes Redondo

 

Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
No hay célula que tienda a resistirse.
No quiero ser inmune a nadie, a nada.

Yo sé, porque me duele cuando escribo,
que Amparitxu se acuerda de Celaya.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
a casi todo el mundo se le escapa.
Y no sé por qué insisto en estos tiempos,
se nos van los poetas en silencio,
y luego el homenaje-navajada.

Hago trenzas de versos, me despeino.
Cuando se hace un milagro hay que dar caña.
Yo sé que es vida esto que se mueve
entre estas venas rotas y cansadas.
La poesía es un arma cargada de mercurio,
-hay una minoría que la atrapa-.
Los demás que se apañen con la nómina,
con el vídeo, la coca, o la esperanza.

 

Belén Reyes Redondo.

1987- Presentación del manuscrito inédito de poemas en la Biblioteca Nacional, presentado por Gloria Fuertes.
1989-Premio de Poesía GERARDO DIEGO en Pozuelo de Alarcón.
1991- Finalista Premio de poesía BARRO de Sevilla, con el libro "Ve(r)sos que nunca he dado".
1992- Publicación del libro de Poesía "DESNATADA" en la Editorial Torremozas, prólogo de Gloria Fuertes.
1994- Publicación del relato "Odio los fines de semana" en la I Antología de la Colección "Ellas también cuentan". Editorial. Torremozas.
1995- Accésit del Premio de poesía CIUDAD DE EL EJIDO (Almería), con el libro "Atrévete a olvidarme".
1997 Finalista del Premio de Narrativa ANA MARIA MATUTE, con el relato "Fotodrama de Mujer", y publicación del mismo.
1999. Publicación del Relato “La Carta” Seleccionado por el Premio Contradicction y publicado por Plaza y Janes
2000. Publicación del Relato “LLEVO TREINTA AÑOS ESPERÁNDOTE” en “EL AMOR ES UN CUENTO” de la Editorial Opera Prima.
2000.Antologada en MILENIO (Ultimísima Poesía Española), con presentación de Gloria Fuertes. Editorial Celeste.
-Colaboraciones en diversas publicaciones literarias. Recitales poéticos.
-2001- Pendiente la publicación del libro "Ponerle un bozal al corazón"



 

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m2gh40·fin

 

 

 

m2gh41·inicio

 

Los boleros
por Guadalupe del Hierro Higeras

 

Todo es tan estúpido como un bolero.

Tú, yo,
mis ganas infantiles,
las luces, que no son luces
pues aquí no se ve
nada.

La música, que
ni nos va, ni nos viene,
pues dice algo sobre novios
que se tienen un cariño
limpio y puro.

Tu bebida, que
quiso ser dry martini
y se quedó en café con leche.

Y lo que es más estúpido,
el deseo adolescente de que aquí,
sin luces y con bolero incluido,
tú me digas algo parecido a
"te quiero".

Guadalupe del Hierro Higeras

 

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m2gh41·fin

 

m2gh42·inicio

 

Hebras
por Gonzalo G. Djembe

 

metal

metal

y extiende mi brazo y extiende
mi mano, boca arriba
(se conmueve como un látigo)
y procede
según se debe haz
una leve incisión triple
larga
en la exacta forma de T de antebrazo y muñeca
y abre

la piel y retírala
(aunque se conmueva como un látigo!)
y procede
según se debe haz
según se debe:
nada debe quedar
a salvo
y cierra

la piel y sutura

 

en ella la luz de una vidriera

 

Gonzalo G. Djembes:
Gonzalo G. Djembé, de vocación lenguaraz y traductor de oficio, pude estudiar filología y luego literatura comparada en Barcelona, y tuve la fortuna de trabajar en una empresa de juguetes, lo que es bastante más útil para escribir; soy devoto de Celan y de Paul Celan, porque puede leerse como el envés, como el revés y como la hoja; y no mucho más

 

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m2gh42·fin

 

m2gh43·inicio

 

Devenir
por Alejandra Correas Vázquez



Eran tres. Uno traía una flauta, el siguiente un pincel, el último un trozo de greda.

Fueron alejándose por el mundo. La vorágine cayó sobre ellos y los hombres se mezclaron en sus guerras.

Vibró un clarín.

La tierra tembló con sus bombas. Los tanques rasgaron el suelo y el cielo se cubrió de navíos.

Bajo la corteza de tierra un mundo vivía en silencio. Los feudos de Agarthi recibían por períodos a los náufragos del mundanal... Y allí... entre aquellos seres de misterio, en el Palacio Subterráneo, volvieron a encontrarse.

El trovador había perdido su flauta. El pintor su pincel. El menor, aún conservaba la greda. De las siete puertas que emergen al mundo, una se abrió para ellos.

Los hombres y sus combates ya no estaban. Tampoco el rocío. Las ciudades eran vértigos negros de un sueño despoblado.

Repartieron la greda.

Se acercó en esos momentos a ellos expectantes a la entrada, un mensajero del Reino Oculto y como último saludo de despedida extendió dos palabras. Dos símbolos sobre el último objeto que aún conservaban.

La greda cambió de color.

Fue roja, verde, azul y negra ¡Puñado de tierra fértil! Una alegría invadió sus pechos y arrojándola por los caminos, bajaron las pendientes diseminando la nueva vida.

El trovador cantó sin flauta. El pintor iluminó sin pincel. Y el pequeño se quedó a jugar con un trozo de lodo, con el cual construyó la primera morada diminuta para un gusanito que encontrara abandonado.

 

Alejandra Correas:
Soy de Córdoba, Argentina. Mi nombre es Alejandra Correas Vázquez. En estos días para nosotros comienza el verano. Está tormentoso y con exceso de calor. Pero la literatura es el placer que nos reúne.

 

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m2gh43·fin

 

m2gh44·inicio

 

Pienso en Roger Penrose
por Raúl Hernando

 

Pienso en Roger Penrose
y lo hago en unos y ceros,
unos y ceros, unos y ceros
100101101010001101100
y mi mente es ahora
la de su emperador.
Ya no rumio puré de uñas
sucias
de madrugada
como ayer.
¿Por qué?
El último pico
me ha explicado las leyes de Maxwell,
pero, mierda,
se me ha olvidado la tabla del cinco.
¡Penrose, macrobiótico, cabrón!
Pinza.

 

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m2gh44·fin

 

m2gh45·inicio

 

Todos mis simios en una baba de luz
por Victor Clementi

 

La vida es menos espiritual de lo que supuse;
subsistir, eso es todo.
Tal vez sea la realidad de la existencia,
la única molécula de certidumbre que persevera.

¿Qué es el Hombre?
Acaso un animal pretencioso,
una especie que escapó de su cuerpo.
Un híbrido de las galaxias
que se consuela con el misterio
y lame el orín de los dioses.

Un animal que excede su pasión
incestuoso de hollín y miseria,
un horizonte minado con preguntas ociosas.
Ningún argumento satisface la voracidad del vacío.

Todos mis simios babean luz en este panteón.
Un rasgo de lucidez prematura
no es suficiente para reprimir
la bestia que me abate.

El aroma artificial del sexo,
la balada de los nómades,
una lluvia de escondites para morir desorden
y aullarle a la muerte
con el tiempo coagulado en las vísceras.

Acaso sólo sea un animal pretencioso.

 

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m2gh45·fin

 

m2gh46·inicio

 

En tí dormida
por Juan Carlos Elija


I



Dame los primeros versos del día
con el sueño de los curiosos
y séme infiel ahora
como la esposa del deseo.

Lejanos amantes en tu febrero
simulan amables licencias poéticas.



II



¿Qué debes pensar tú, verdad,
si Baudelaire devora con su lívida boca
una danza eslavista de Dvorák
y sus versos tan siglo diecinueve
y sus clarines y sus alegretos
se extienden como una epidemia
por tu selva de lunas reservadas?

¿Qué debes pensar llegada la noche
si te adentras en esos mares íntimos,
seguros en un fondo favorable?

¿Qué versos buscas que confirmen
tu onda maldita de niña buena,
tu dedicación al opio para escandir
un perfecto endecasílabo heroico?



III


Yo ya he olvidado a todos los míos.
Mi boca es ese fuego que tú sabes,
tan fría y tan muerta para mover
la voz en ti dormida.

Guardas tu verbo detrás de los álamos,
bajo las ruinas de algún caserón
que visitas todas las tardes.
Vas a beber como una corza tímida
a aquel arroyo de aguas agostadas
con esa herida en tu costado
que habla por un tiempo de saetas.




IV

¿Qué paisajes persigues
que no sean tu cuerpo fronterizo,
los vinos escanciados en tu imaginación?

¿En qué idioma podrá ser escrito
tanto murciélago ataviado
para este festín de venado,
de animal que llegase arrastrando un olor
indestructible y fiero?




V


Pero no hay tirano bajo bandera.
Sólo sin ideas se sabe a selva.

Tu mar sigue siendo el mito y la leyenda,
una fiebre sin beso,
sin ese fuego que tú sabes:
los álamos del invierno,
las azucenas salpicadas
por esa mano limpia que encender
lámparas sabe de la infinitud.

 


Juan Carlos Elijas

En el 98 un jurado se compadeció de su opúsculo Sátiras y en octubre del mismo año publica su obra primera Vers.o.s. atávicos, en la editorial Cuadernos de la Perra Gorda, impulsada desde Tarragona por la Tertulia de Poesía Mediona 15.
Algunos poemas en revistas, una colaboración aquí, otra allá componen las tres partes de su hacienda édita.
Con el @t@vic tour practica una dimensión no inusual, mas sí, hasta el momento, agradecida: mezcla en directo de la lectura, la canción y la tímida representación teatral. Con este estilo lleva sus versos -y los de otros- de pub en pub, de librería en librería y en algún que otro Instituto de Enseñanzas Medias.
En resumidas cuentas, una estética del mestizaje de los géneros literarios, un lugar común donde la oralidad y la escritura intentan mantener un equilibrio en busca de la fórmula perdida.
Como ven, poca cosa que no sea la afición al lenguaje en algunas de sus múltiples manifestaciones.

 


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