


Polo
Nunca habla de sí mismo, de su oscuro pasado o de su alma turbia forjada a base de polvo de roca porosa y pasta de papel, de almazaras abandonadas y masas viscosas que adornan su proverbial retórica. Cuidado entonces, pues te mirará a los ojos y ayudándose con las manos, te hablará de la verdad que esconden las esquinas de tu alma hasta que la descomposición de la carne te alcance sin apenas darte cuenta.