índice XX aniversario

Para Ariadna

por Mari Carmen Moreno Mozo


Os dirigís una vez más al confín del tiempo hermanados por esa muda convicción de que podréis recuperar vuestros ADN; pruebas únicas, intransferibles, de lo que habéis sentido, palpado en el día a día,  como esas huellas que pretendéis volver a pisar.

¿Y qué son las palabras dichas que lleváis en las mochilas? Tal vez, no sean más que otra táctica para cabalgar la perezosa nube de las fantasías frívolas; sí, las palabras apenas pueden calmar el viento ni mover montañas; tampoco son capaces de crear pompas de jabón instantáneas, para que, nada más dichas, se arremolinen, alcen estandartes prestos al combate o sirvan al café como azucarillos dulces.

¿Y por qué cabalgáis contra el viento? ¿Por qué os afanáis para el combate? Lo sé. Es por esa máquina que acelera vertiginosa, sin que podáis defenderos o simplemente agarrad vuestros sueños antes de que se hayan desvanecido.

Y aun así, pese a esos aluviones emocionales que no hallan su brújula, sentís otra vez el deseo de aproximaros, cual heraldos que llevasen mensajes importantes. No lo son, únicamente son respuestas a preguntas que no las tienen, locas certidumbres que lanzáis como dados y con las que pretendéis afrontar las dificultades, reencontraros con el pasado o avanzad entre la tormenta. Y lo hacéis hermanándoos, con la vida, con otros seres con los que os reencontráis y que sin darse cuenta, al igual que vosotros, para avanzar, aterrizan de vez en cuando mar adentro.

 


© Mari Carmen Moreno Mozo

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