Veinte años no es nada
por Antonia María Carrascal
Burbujea en su orilla la palabra,
ahonda en vericuetos sísmicos
ideas para andar a pie.
Laberintos sonoros son las otras ideas
que en el alma entretejen
bahías con relámpagos.
En furia galopante la memoria agoniza
ungida al hilo irreverente
que de Cnosos procede.
Veinte años no es nada
si el recuerdo en la boca
paladea palabras;
palabras que suavizan las esquinas
feroces, mendicantes
de ungüentos como olvido.
Veinte años o mil
o diez mil veces veinte ¡no son nada!
La armonía del ser
es una ensoñación,
un insecto que estrena nueva piel
y sorprende y embauca al corazón
si lo viste de fiesta
al son de la palabra.
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