Como la sangre en un organismo vivo, goza el agua en Armilla de inusual pericia para anegar los rincones más yermos del alma; gozan las ninfas y los fontaneros de bula para recorrer abrazados el sistema linfático de los arrabales, y gozan todos los habitantes, desde el corazón de la ciudad que en realidad es un aljibe, cuando oyen el golpe húmedo de lo que ya nadie duda es un nuevo latido. Tal vez Armilla sea así por incompleta o por un capricho de su inventor, pero de lo que no cabe duda es de que está rebosante y viva.

Armilla. Los oficios del agua
realizado por ARIADNA RC para una
resolución de 800x600 marzo 2002


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