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A un león que huye
porHarold Alvarado Tenorio




Ahí estabas,
como salido de un filme de Kazan
recostado en el muro de una barbería
con la boca hinchada por un bocadillo
de la peor bisteca.
Venías de otro horror
donde a uno tu padre liquidaba
luego de prometerle,
en macumba de gloria,
el retorno que el otro quería.
La chica que salió contigo del infierno
hizo té su esclavo sexual con tres polvos,
pero también con horas de incesante servicio
en un motel de pueblo con los únicos
perros que de verdad quisiste.
Y caminó hacia el sur, hasta la Patagonia
donde encontró fortuna entre las piernas de otro.
Que el destino existe, ya lo vas comprobando.
Quien te quiso te escribe para adorarte siempre
así ya solo seas la voz en un desierto
o un cuerpo que, temblando,
cruza el rio del mundo donde serás feliz.
Injusta y cruel es la vida.
Pero queda el león
que protege tus pasos.

 

 

 

© Harold Alvarado Tenorio. 2022

96ariadna