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Sensibilidad

porCarla Pérez Febles

 

A veces piensas,
que no hay nadie que comprenda lo que sientes,
que sola te hayas en el presente,
sin que nadie entienda nada,
una y otra vez.

Ser distinto, ser sensible,
parece incomprensible
incluso a veces te vuelves invisible,
otros piensas que lloraste
porque su atención reclamaste.
Pero no pueden entender,
el sentimiento que se apodera de tu ser.

Creciste, y te dijeron,
que eso de sentir, no era normal,
que la forma de vivir,
es dejar ir tanta intensidad.
Que sentir como tu sientes,
solo te traerá problemas sin cesar,
en vez de mostrarte el camino,
de activar tal sensibilidad,
dar voz a los pensamientos y sentimientos
que hoy te recorren por dentro.

Ellos no saben lo que tu sientes
y que mueres, por vivir lo intenso, tan interno.
Como explicar tanto pensamiento,
tanto sentimiento,
si cualquiera de tus sentidos,
se activa, ante cualquier movimiento.

Hoy ves tus sentimientos como aliados,
tu tesoro más preciado.
Has aprendido a quererlos,
comprenderlos y escucharlos.
Darle voz a esos sentimientos indomables,
que te invaden sin cesarlo
 y que otros no parecen ni notarlos.
­­­­Será que no sienten, que no escuchan,
la voz del movimiento
Quizás su virtud es tu defecto,
y el sentir tu sufrimiento.

No sientas dolor por ser real,
por activar tu sensibilidad.
Si la ves como un defecto
solo traerá un gran sufrimiento.
Si la ves como ventaja,
serás capaz de crear y trasmitir,
lo que aboga tu sentir.

Una unión, un medio de comunicación
entre lo que tu cuerpo siente
y tu mente piensa,
darle voz al corazón
a través de tu creación.
Tienes el poder de sentir,
de sentir intensamente,
de elegir qué hacer con él,
el poder de ver más allá
de lo que unos simples ojos ven
de sentir, de acariciar la sensatez
de oír los ruidos del hermoso placer
y saborear cada atardecer.

Tu misión entonces es,
saber aprovechar,
el regalo que la vida te da.
Sacarle jugo a la libertad,
y sentir la inmensidad.
Saber crear, construir o disfrutar,
sin sufrir más, de lo que te puede hacer brillar.


 

 

 

© Carla Pérez Febles

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