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Carta MMXIX
porHelena Barbagelata


 

Santa María del Mar I

La tarde embargada sobre el tálamo
de un beso, diagonal de voces
escampadas, con un rostro de sangre
cincelado en las paredes del corazón,
de una canícula eterna tapizada
de sedas y obuses; desaguan
buques de palomas en las cámaras
del oeste, más blancas que la porcelana,
como viajeros sorprendidos
por la furia y el grito de las ondas
al borde del abismo,

 

II

Las nubes juegan a perseguir
a una estrofa de cielo, cian lejano
con la serenidad y el latido
 incógnito de un guatiní, con
la alegría descalza, zapada
de los niños erigiendo castillos
en las arterias de arena
demolida de los pies,

 

III

Cae desmayada y dulce
la noche abrazada a las entretelas
de las calles ponientes,
derramando sus alambiques
de cobre sobre las fachadas
de oro y felpa
donde el sol baila,
pintando perfiles de sombra,

 

IV

La hora de salida ya se fue,
el hoy siempre se nos escapa,
con todos los ayeres, las manos
llenas del instinto de la libertad,
de la lucha de los hombres,
de los apólogos incendiados
en combate, del conflicto entre
el negro y el blanco, dos llamas
amortiguadas en un mismo
cenicero de agua,

 

V

Pasan músicas en el azúcar
del aire, a veces gozosas, a veces,
tristes, cantares y danzas de dioses
innominados, que van descifrando
el hilo del mañana; y el mar
pergeñando el horizonte de los
infinitos cruces, descubriendo
la luz y los colores puros
de todas las nuevas rutas;

 

Extraido de de Cartas de Marear (2010-)


 

 

© Helena Barbagelata

91ariadna