Lascaux o el nacimiento del arte
George Bataille
Granada, Arena Libros, 2013
por Álvaro Muñoz Robledano
La cueva fue descubierta en 1940. En 1962 hubo de ser cerrada al público para evitar el deterioro de las pinturas, construyéndose una reproducción exacta a doscientos metros de la original, con lo que el visitante ni siquiera pierde la sensación del entorno. Antes, George Bataille había entrado en ella en varias ocasiones a fin de estudiar las pinturas con mirada de antropólogo y esa extraña consciencia de lo inasible que ronda al poeta. Por lo aquí leído, Bataille resultó ser un magnífico conocedor del arte rupestre; la erudición desplegada en estas páginas resulta eficaz e iluminadora en la más estricta acepción del término; no en vano es una cueva lo que se recorre, Pero el libro no se limita a ser un tratado más acerca de lo que pudo suponer la representación artística para aquellos hombres que tanto ignoraban y que bastante tenían con sobrevivir; no se limita a especular sobre la trascendencia de las figuras atrapadas, de su posible incitación a lo mágico, a lo ritual. Esta visita a Lascaux es también un diálogo lento con cada una de las memorias que atesoramos, la búsqueda del hilo que recorre la oscuridad y que va de aquellos que seguimos siendo a quienes nunca fuimos. Este libro es una nueva figura pintada entre caballos y toros con la misma pasión y el mismo temor con el que un poema o una silueta pretenden dar razón de lo iracionable.
© A.M.R.
|