í n d i c e  d e l  n ú m e r o

 

 

Selección
por José Garés Crespo

 


LA POIESIS DE HÖLDERLIN Y LOS BOLEROS DE MACHIN.

«Pasearé por el orden
de verdes cipreses inmóviles
sobre la mar en calma.»
Salvador Espriu.

 

Pedían soluciones y ofrecimos caminos,
abandonamos y muchos nos siguieron,
y un día descubrimos que detrás de cada mal uso
hay una beneficencia.
Lentamente nos desplazamos
de la vigilia al desencanto, sin casi mutilarnos,
tratando de borrar los largos espacios
temporales, anónimos casi siempre.
Volvimos al meandro pidiendo
maneras de reintegrarnos al universo,
a la nostalgia y al poniente
que enrojecía el pórtico de nuestras noches.
Descubrimos la prohibición, la complicidad,
la licencia, las perversiones, y en el riesgo,
nunca supimos si éramos
un eslabón necesario o un accidente,
tampoco qué llegaríamos a ser si al amanecer
solo fuésemos la suma de tantos.
Asumimos el riesgo de ser, a veces, ignorados,
pero siempre desestimados,
y fue que, rodeados por el rumor,
se dispersaron los conflictos y la memoria.
Construimos una residencia articulada
con el nombre común de cada cosa.
Desde entonces, lo sabes, te plagio
y solo puedo escribir de nuestro encuentro.

 

MOTETES DEL AMOR PERDIDO

«Pero los jóvenes
que guardaron el recuerdo de la infancia
no se sienten extraños en la casa»
Friedrich Hölderlin

 

Los días que perdimos
hay noches que toman rumbo,
revuelven la memoria y se ahogan,
de tantos pendientes como diluvian.
Hubo tientos, ritos y cerrojos; lágrimas.
Aun hoy suenan cánticos
que invitan a dormir sobre el olvido,
ahitos de caña, vino, azahar y olivo.
Siguen las tardes de zozobra estéril,
se nos turban los paisajes,
las manos se mecen sagaces entre la duda,
y pervive la opción de encontrar
los días que vivimos,
el magisterio de la imagen,
las prácticas veladas.
Disolvimos los conflictos
y cercenamos el fluir del infinito ciclo
de recibir y dar, origen del deseo,
estancia del amor, resumen de la pena.
Ríos ocultos, sugeridos hijos,
indiferentes, menguan desde nuestra historia,
como el beso que oscila entre el fragmento y el caudal.

 

 

HUIS CLOS, ESENIN, HUIS CLOS...

«Seres son que se lleva el viento».
François Villon.

Soy el hombre,
el hombre que aprieta el gatillo y mata la emoción
para vivir mejor».
Joyce Mansout.

 

Quisiste, impunemente, llegar a la verdad
y se precipitó la historia.
Pero llegará con el calor, el vino, la cuchara
y una mirada limpia.
De momento, todavía hoy,
una canción rosa es obscena, impúdica,
y el desnudo manto de los pecados
cubre el perfecto suspiro del beso
Rituales de anónimos futuros niegan el pasado
y embridan el vendaval del grito y el hambre,
del vigía sobre cielo rojo y las tierras negras.
En el alero de las turbaciones de tu verso
quedó el símbolo, tu sonrisa,
la palabra, todo lo que era real,
el futuro que redimirá el pasado,
enhebrando la osadía de robarle,
a cada noche, un nuevo día.
Con la muerte de la risa y el olvido,
quisiste ser el límite de la turbulencia,
y aunque tantos fueron un único fuego,
cada cual ardió a su manera.
De tan tierno y rojo, fuiste disperso y sucesivo,
hasta romper las normas,
pero todavía hoy, las olas nos devuelven
los rumores de tu ida.
Vándalos como fuimos, sigues siendo
un interlocutor inevitable, Esenin,
y aunque muerto el futuro, nos queda la experiencia.
Puede que un día nos digas
de cuánta muerte está hecha la vida,
de cuánto odio el amor.

 

 

© José Garés Crespo, nació en Alzira (Valencia, España) y ha publicado los poemarios: Al pasar, en Arrecife, Cádiz;  Falc sense ma (en catalán), finalista del premio Octubre, publicado por TRES I CUATRE y Material de derribo (al que pertenecen los poemas recogidos en ésta página) editado por Editorial Germanía (2009). Página web del autor: http://garescrespo.blogspot.com/

 

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