5 Sonetos
por Jesús Urceloy
Salmo 45
Hace tiempo que bailo en un solsticio
de sombras, donde un ciego y unos dados
marcan el ritmo, donde mis pecados
son, por pura omisión, un desperdicio.
Escribo poco, leo poco, el vicio
solitario me aburre los resfriados,
y me duele un amor. (Por los costados
del alma se me va el cuerpo al hospicio).
Me cuesta irme a la cama, el cenicero
rebosa de mentira a manos llenas,
mi cuenta por corriente sigue a cero,
el café se me enfría por las buenas
rimo este verso en pero
y este apenas
Reina infernal
(Homenaje a Julio Herrera y Reissig)
Enroscado en el suelo cual serpiente sumisa
tu látigo adornado con siete colas duerme,
lentamente en tus labios se enciende una sonrisa
mientras tu mano busca ese contacto inerme.
Reina de los infiernos, Lilith de las pasiones
entre el negro cabello tus ojos amarillos
despiden un destello que abrasa corazones,
en tus poros se esconden afilados cuchillos.
Amarrados al banco de los perennes remos
azota nuestras carnes, escupe en nuestra frente,
haz que tus pies sagrados en silencio adoremos.
Que noche a noche uno, distinto, te alimente
y al oir vuestros gritos sonriamos blasfemos
anticonstitucionalizadísimamente.
Soneto desnudo para ella
porque me vienen grandes los zapatos
porque me agreden las mañanas frías
porque me gusta desnudarla a ratos
y verla cómo duerme algunos días
porque quiere cambiarme los retratos
poner en orden las estanterías
y ocultar sin tardanza algunos datos
que endulzan poco nuestras biografías
porque no sirve ya la lavadora
porque hay tantos sombreros como abrigos
porque en áfrica aún quedan elefantes
porque me besa cuando da la aurora
y me cuelga si quedo con amigos
porque existe un después después del antes
Autorretrato en sí menor
Dicen que soy amable y divertido
y que escribo sonetos. Por un lado
si de mi baja lira no he salido,
de alguna antología me han sacado.
Soy corpulento, y algo gordo y mido
uno noventa, lo que en el mercado
de la literatura me ha servido
para poco si “grande” me han llamado.
Para colmo me gusta usar sombrero,
tengo buena dicción, mi voz es grave,
y me sé de memoria el cancionero.
Del humor al amor apenas sabe
mi corazón que una tristeza espero
antes que todo humildemente acabe.
El Rey del Juego
Yo, que nunca logré ni un mal enroque,
que confundía reinas con alfiles,
que a lo que más llegué, después de miles
de intentos fue dejar al otro roque.
Yo, que no maté un rey ni con estoque,
y que saltaba a penas los carriles,
yo que dejé lustrosos los marfiles
con mi sagacidad de electrochoque.
Yo que en el mus no fui un vulgar Perete,
que en el parchís jamás saqué un mal siete,
y al cinquillo perdí sin concesiones,
para una vez que acierto una quiniela
me acompañaron con su parentela
otros cien mil, joder, manda cojones.
Poemas extraídos del Libro "Harto de dar patadas a este bote" 90 Sonetos (1985 – 2010).
© Jesús Urceloy 2010
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