Péndulo en posición i

Un eclipse virtual

 

bola.gif (1088 bytes)UN ECLIPSE VIRTUAL El reloj de Ferdinand Berthoud que ilustra el término péndola en el Anaya de la Lengua marca las once y trece, dato este último que puede parecer nimio e incluso carecer de importancia para aquel lector no avisado (supongo que usted lo está, por esta razón y no por otra sigue leyendo); tras la péndola de Berthoud y sus once y trece (pág. 725) se sitúan (pág. 726) por orden alfabético ­aquí nada se deja al azar­ los siguientes términos: pendonear, péndulo, a, pene, penene, penetrable, penetración, penetrador, -a, penetrante, penetrar, ... únicamente uno interesa al avisado de más arriba, es decir, a usted: péndulo, -a; y más precisamente péndula o cuerpa que oscila suspendida de un punto fijo, bajo la acción combinada de la gravedad y de la inercia; vaya-vayan pues situándose: las once y trece, la cuerpa oscilante, la gravedad, la inercia, reloj no marques las horas, la ahorcada... como verá-verán son ya muchos los datos, aunque vamos a ir ordenándolos y vamos a tratar de hallar cierta coherencia en este ordenamiento a que nos vemos obligados por el suceso lector ­usted, ustedes son el suceso; ocurren y se me ocurren, y no pueden hacer nada por evitarlo, ustedes suceden y ocurren mientras leen, después viene a suplir su devenir la acción combinada de la gravedad e inercia­.bolab.gif (1088 bytes)

bolab.gif (1088 bytes)Ferdinand Berthoud debió conectarse a las 21:15, imaginamos que supuso que la navegación resultaría cómoda y la búsqueda fructífera; sentado ante un AppleVision de 16 pulgadas, al ver dibujarse en la pantalla el portal de su navegador, no pudo reprimir o no quiso reprimir un esbozo de media risa estúpida que imaginamos fue la misma media risa que se le iba lentamente atravesando en la garganta y en el alma a medida que los minutos le acercaban a la noche. bolab.gif (1088 bytes)

bola.gif (1088 bytes)Ferdinand Berthoud ­a estas alturas el nombre de nuestro navegante ya debe resultaros si no familiar cuando menos un tanto familiar­, Ferdinand Berthoud, decíamos, era el prototipo de navegante pendón: a pesar de poner su empeño en atenerse a los tres ó cuatro http://www. preparados para la ocasión y sacados del suplemento de El País de los jueves, el Ciberp@ís; a pesar de esa voz interior en forma de factura telefónica que le conminaba a no andar saltando de las páginas de Ariadna a las de El Crítico, de las de El Crítico a las de poesia.com, de ésta a las de Letralia, de allí a Espéculo, de Espéculo a La Rana Dorada, de La Rana Dorada a La Mosca de Jade, de ésta a los enlaces recomendados de la misma: el proyecto Scherezade, los Grupos de Investigación del Siglo de Oro, el Festival de Poesía de Medellín... 22:00, a pesar de empeños y voces RED obliga y en cuarenta y cinco minutos el escritorio del Mac se hallaba convertido en un Marenostrum de doc. o .doc en formato source a la espera de ser debidamente legibilizados por el MacLinkPlus 10.bolab.gif (1088 bytes)

bola.gif (1088 bytes)A las 22:00:01 la nave de Berthoud avista casualmente la péndola del Anaya, nuestro Ulises se dirige irremediablemente a la vitrina que la custodia, cuerpa igual no vieron jamás sus ojos... a las 22:00:08 un fallo en la conexión obliga a Berthoud a reiniciar el equipo, aprovecha la ocasión para distender sus agarrotados glúteos llevando sus rodillas alternativamente hacia la barbilla, uno y dos, uno y dos... son las 22:04:00 cuando vuelve a conectarse, esta vez falla el equipo: salga de todas las aplicaciones y reinicie el ordenador. ¡Joder!, ¡vaya mierda! En sus ojos el brillo bronceado de la oscilante, en sus oídos el eco doloroso de su canto: tic tac, tic tac, tic tac... logra restablecer la conexión a las 22:12, y aquí vamos a prescindir del segundero aunque anotaremos un dato sólo por completar la información que dábamos al principio, la péndula del Anaya (pág. 725) marca las 23:13:08.bolab.gif (1088 bytes)

bola.gif (1088 bytes)Berthoud, avieso, a pesar de relacionarse con su equipo informático como se relaciona un ludópata con su baraja, apasionadamente, pero también hipnóticamente, demencialmente, infantilmente; Berthoud (Madrid, 1944, calle del Espejo, argot de chulo, zapatos de Los Guerrilleros, Levi´s 501 negros y camisa amarilla de cuellos almidonados); Berthoud, avieso, a la vez que dirige la nave hacia una péndula cuyas formas prometen cegarle ojos y colmarle lenguas, abre una de las muchas ­ha contabilizado una treintena­ direcciones en las que se aloja el trabajo de Bernardo Casado (suponemos que le odia porque le ama ­léase usted, léanse ustedes a los clásicos­ y eso quiere decir que muchos de los doc. o .doc en formato source que pueblan su escritorio son obra suya, del tal Bernardo) y toma nota de todo rasgo diferenciador y se apresura a enviar el listado de direcciones junto a descripciones físicas y morales del sujeto que ha ido redactando a lo largo de los dos últimos años a un http://www. de matones virtuales. Berthoud racionaliza lo extraordinario para alejarlo de sí y adueñarse a la vez de su magia, Berthoud comete plagios perfectos. bolab.gif (1088 bytes)

bola.gif (1088 bytes)Son las 22:46, Berthoud continúa acercándose a su ahorcada, el estado de la mar no puede acompasar mejor este ritmo de bolero...no marques las horas... los ojos entornados ...las horas... canturrea, se deja llevar, una voz inaudible le pide que regrese: ¡vuelve Berthoud, no bailes con la péndula, no escuches su tic tac, tic tac, tic tac..! cada vez está más cerca; la ahorcada extiende sus brazos hacia las perneras de sus Levi´s 501, Berthoud no ve, oscila junto a la ahorcada. Su nave hundida. Las 23:02, las 23:03, las 23:04, la gravedad, la inercia... los matones saben que a las 23:13:08 se detendrá el reloj, los números de la Visa Oro de Berthoud se encuentran en la zona segura de http://www. de matones virtuales; el sueldo de un penene no da para mucho, pero Berthoud nunca hizo ascos a las páginas de contactos y su ser penetrable y penetrador ­si se pierde o se pierden, a mí también me pasa, retrocedan a la 726 del Anaya­ le ha convertido en el rey de los Fondos de Inversión, directivos de bancos y cajas de ahorro palmean su espalda y su culo ­por este orden­, y no hay hija de empresario que se le resista. Las 23:10, la oscilación continúa, Berthoud, adormecido, no parece sentir la progresiva hinchazón de las extremidades de su cuerpo, no puede ver el progresivo amoratamiento ­a las 23:11 ennegrecimiento­ de su piel. Su cabeza golpea pesadamente contra el teclado, parpadea y cree acariciar a la ahorcada con su sangre. Las 23:12. La sangre de Berthoud comienza a enfriarse, el ir y venir de la ahorcada es incesante. Las 23:13:08. El reloj se detiene. No sabemos si es Berthoud el que cierra la vitrina y comprueba que la oscilación continúa siendo la adecuada. O si es Berthoud el que cierra de golpe el Anaya y con el golpe nuestra recurrente Mosca de Jade ­no intente-intenten encontrar este http://www.­ queda aplastada entre penillanura y Pentecostés. O si la péndula la que interrumpe espontáneamente la conexión. O si nuestro Bernardo Casado que abre treinta revistas a la vez y a las treinta a la vez envía el correspondiente e-mail. O si el impago de la factura. O si el eclipse.bolab.gif (1088 bytes)

Péndulo en posición i+180°

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