Y luego están los niños que lo cuentan todo, todo, todo, y al decir esto, pienso en realidad en Luis.
—Mis padres tienen miedo a volar— nos dijo un día.
—¿Desde cuándo? –le pregunté.
—Desde el último viaje, cuando fuimos a Disneylandia toda la familia. El avión se averió y mis padres se asustaron mucho. Mi madre nos abrazó como si fuera a ser la última vez.
—¿Y tu padre?
—Mi padre corrió a abrazar a mi tía con todas sus fuerzas. Desde entonces andan siempre callados. No se les ha quitado el miedo del cuerpo. Miedicas.