El salto del ciervo
Sharon Olds
Traducción de Joan Margarit
Castellón de la Plana, Ígitur, 2018
por Álvaro Muñoz Robledano
Después de treinta años de matrimonio, el marido abandona a la esposa para irse con una mujer más joven. A partir de ese momento, sorprendida por ese dolor que no termina de doler tal y como ella suponía, la esposa, personaje y narradora en un poema unitario (aunque cada fragmento vaya encabezado por un título que marca la autonomía de los instantes) dividido en secciones que, significativamente, rompen la simetría, se niega a asumir ningún papel previsto y a olvidar la inteligencia en el cajón de la melancolía.
No hay rencor (aunque sí) ni frialdad a lo largo del libro. Hay mucha curiosidad, y deseo de aprehender los gestos que la marea, o el matrimonio, deja al descubierto cuando se retira, También una renuncia clara a la consecución de la imagen: lo visual no se acumula, del mismo modo que las sensaciones no se exhiben; están en los versos para construir complejidad, para intenta un retrato a ciegas de quien permaneció oculto durante tanto tiempo.
El salto del ciervo acecha la idea de obra total sin renunciar a su carácter de mera escritura, imprescindible para su construcción. Pero guarda en sus líneas todas las coartadas culturales que no nos han servido hasta ahora, por más que pensásemos lo contrario. Y Sharon Olds se muestra muy consciente de ello, valiente, culta e introvertida.
Ya nos gustaría a muchos llegar al lugar del que ella parte.
© A.M.R.
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