de qué te servirán
los poemas casi propios la música ajustada de Dave Brubeck la música neblinosa de Schönberg el punto ciego desde el que Eliot te observa un cigarrillo de madrugada en una habitación de hotel la voz de Jesús Urceloy como un acantilado la mano temblorosa de Apu el azul de Ives Klein en el certificado roto
cuando
los desahuciados los tullidos los poligoneros con navajas de plata bruñida las dentaduras de los viejos los parados sin subsidio ni uñas los musulmanes de cien voces la cartilla de fumador los bolsillos sin fondo los africanos con navajas de latón mellado los periódicos el vino en cartón los yonquis los canis los sudacas con sus puños americanos los vecinos
golpeen la puerta de tu casa
de qué te servirán
la asamblea los labios pintados la máscara el cristianismo lo indecible los pesos y medidas el contrato social tus derechos adquiridos o inherentes el engranaje del amor y la modificación de la muerte el catálogo de la exposición de Hopper la necesidad de que Hopper tenga sentido el espectro que dejó de recorrer Europa la constitución deshojada la enumeración de cuanto has tenido por justo por ineludible
cuando entren en tu salón
los rotos los niños las putas los fresadores los equilibristas los camioneros los sordomudos cualquier forma cualquier miedo todas esas miradas que suplican piedad que pare el juego con sus reglas bárbaras los que no resisten
para devorarte para arrebatarte cuanto es tuyo cuanto es prestado cuanto robaste
recuerda
el zombi es el otro
el zombi es el otro
el zombi es el otro
tú debes sobrevivir |