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Invisible/Epístola para Scorza y los poetas/Posturas sobre Dios
porEmilio Paz

 

INVISIBLE

El hombre desea ser invisible.
Le tiene miedo a la muerte
que le toca el hombro
durante cada noche,
durante cada mañana.
Desea ser invisible
y que la muerte no lo vea.
Pero no sabe que la muerte
ya sabe de sus intenciones
y por eso duerme en su corazón,
esperando por despertar
y llevarlo con ella.
El hombre invisible también muere
pero nadie se va a percatar de ello.
Ni de su voz
ni de sus miedos
ni de sus lágrimas
ni de sus viejos sueños.
Porque muere,
lentamente,
desde el momento en que tuvo vida,
porque desde el útero
la muerte lo acompaña.
La muerte todo lo ve
y todo lo escucha.
Para ella
nadie es invisible.

 

EPÍSTOLA PARA SCORZA Y LOS POETAS

Querido escritor, si tiene deseos de grandeza
no escriba poesía,
no gaste la vida de los árboles
en aquellas hojas que guarden sus letras.
Evite la deforestación
y regale algo de esperanza al mundo.
No, no escriba sobre usted
si es un hombre que guarda el pudor,
porque los poetas no saben de pudor
y para ellos, lo privado es público
y lo íntimo se muestra en el estante
donde se oferta la vida.
Evite escribir poemas,
mejor beba una taza de café
y escuche las canciones de Queen.
Regálese la oportunidad de ser feliz
y no se condene a la desdicha de la escritura,
de los comentarios de la crítica,
de ser adicto a las reacciones líquidas de la red,
a ser un animal encerrado en algún premio
o ser una herramienta de estudio en el colegio.
Evítese ser un maniquí donde cuelguen letras
e ideas de tantos niños
que renunciaron a ser astronautas
y lo único que les queda es ser poetas.
Por favor, evítese la angustia,
no siga la epístola de Scorza
y descanse jugando con su perro y su gato,
echados en el sofá
mirando alguna serie de Netflix.
Evítese la fatiga,
el rumor incesante,
las miradas acusadoras,
los dedos que señalan la herida,
la materia que pulula de las bocas
de los agrios críticos literarios,
de asesinar árboles para fabricar más hojas
para sus libros que están en la imprenta.
Porque escribir hará que se olvide
de alimentar a sus mascotas,
de la taza de café sobre la mesa,
de saludar a sus familiares en sus cumpleaños,
de visitar a su amigo en la cárcel,
de darle un beso diario a su pareja.
Evite el martirio y la fatiga,
deje de escribir y no exponga su vida.
Porque de la poesía el hombre no come,
porque de la poesía el hombre no muere.
Porque por la poesía uno se hace eterno,
pero debe ofrecer algo a cambio
y todo lo que el poeta ofrece
es su vida que se agota poco a poco.

 

POSTURAS SOBRE DIOS

Quisiera hablar tanto sobre Dios
pero Dios no me permite hablar de él.
Creo que tiene miedo a la crítica
después de dejarnos con el sinsabor del pecado.
Placer que se goza en vida,
pero que se paga en la muerte
¿Y Dios?
Él es el todo lo observa
el que todo lo juzga,
el que me busca en la taberna.
Es el que me dice que me perdona
mientras me observa bebiendo vodka y whisky
y volteo a verle,
no quedo ciego como Moisés,
solo atino a seguir tomando.
Sé que Dios es dueño de la taberna,
pero siempre me fía el alcohol,
siempre me promete el perdón.
Supongo que siempre será así,
siempre tendré que estar ebrio
para hablar con Dios.

 

 


© Emilio Paz (Lima, 1990) Profesor de Filosofía y Religión, egresado de la UCSS. Ha publicado “Septiembre en el silencio” (Club de lectura poética, 2016) y una selección de poemas titulado “Laberinto de versos” en la edición N°394 de la revista literaria “La Tortuga Ecuestre” (Septiembre, 2018). Sus cuentos y poemas aparecen en revistas de Perú, México, España y Argentina. Ganador del concurso “Mes de las letras” de la Fundación Marco Antonio Corcuera (Abril, 2017). Administra el blog “El Edén de la poesía” (https://edenpoetico.wordpress.com/)

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