í n d i c e  d e l  n ú m e r o

 

Sobre la supresión de las mujeres en
“Los Pazos de Ulloa” de Emilia Pardo Bazán

por Sukanta Kumar Chattopadhyay


La novela “Los Pazos de Ulloa” de Emilia Pardo Bazán, una de los precursores del naturalismo en la literatura española en la segunda mitad del siglo XIX es un hito en la literatura española en la que se estalló vociferante la subyugación de las mujeres que tenían que tragarse sus lágrimas en el marco de la jerarquía machista.

Introducción

La autora (1851-1921), oriunda de Galicia (ciudad de Coruña) a diferencia con el modo de  corriente del romanticismo, se dedicó en la ilustración del naturalismo revelando la promiscuidad y la actitud misógina de los hombres particularmente en la sociedad hedonista de la aristocracia de aquella época en la península Ibérica. Bazán siendo una observadora de los trastornos, turbulencias y vicisitudes socio-políticas de la sociedad española a lo largo de casi tres décadas pasadas ocurriendo de la manera de una revolución, el establecimiento de la primera república y la restauración de la dinastía borbónica, utilizó su genio de dibujar las imágenes de la sociedad revelando la decadencia de la clase aristocracia mediante su afán del estilo de naturalismo. Bazán hace un esbozo verdadero de la promiscuidad del protagonista  a través de la fornicación con la criada Sabel, hija de su criado Primitivo, de la apatía en reconocer su hijo Perucho nacido ilegítimo, su pasión de una vida inepta y ociosa dedicada a mera cacería. La autora, la decana del naturalismo en la literatura española de la final del siglo XIX, sigue dibujando alcoholismo, la arrogancia de un heredero (Pedro) de una familia aristócrata en decadencia, pobreza de otras personas en las aldeas, violencia entre los personajes de la obra como representativas vivas en la época atravesando la crisis económica, social y política en la entonces España.
A pese de que la narración abandona en los elementos de la tendencia naturalista, no puede negar el influjo de realismo en esta obra debido a un estilo de verdadera reflexión de la sociedad de España y  el contraste de la sociedad urbana y rural.        
También una faceta muy distintiva de esta obra es una reflexión de la represión de las mujeres que se encuentran entre las numerosas ocurrencias del tratamiento sádico de las mujeres por parte del protagonista que prefiere asfixiar la voz de las mujeres y ponerlas en el abismo de tortura física y psicológica. Por lo tanto esta obra se puede considerar como un hito en suscitar el movimiento del feminismo en los finales del siglo XIX.

Perspectiva histórica:

La novela que dio a conocer en 1886, ha sido la fruición del pensamiento de la autora que ya había experimentado los altibajos, tensiones e incertidumbres de la vida del hombre corriente de su país que pasaba la agonía de ser pisado por la forma extrema del caciquismo en las comarcas rurales y los conflictos de obreros contra los dueños  tantos de los molineros internos como los extranjeros que emergieron como el resultado de la oleaje de la industrialización que tenía su raíz en la Inglaterra principalmente. La inquietud  y disturbios de la sociedad alcanzaron su cumbre debido a los trastornos políticos que obligaron el destronamiento de Isabel segunda en 1869 y la inauguración de la primera república efímera y la subsiguiente restauración de la dinastía borbónica y la instalación de un sistema de “turno de partidos” (Eugenio García Almiñana, 153) mediante las elecciones que nunca se alejaba de la vía de “manipulación (‘Pucherazo‘)” de los resultados electorales o cambio  y arreglo de las cifras de votos para ganar las elecciones. También empleaban los caciques la coacción para obligar a los electores a votarles.” (Almiñana, 154). Según Gumersindo de Azcárate, el caciquismo “es un nuevo feudalismo”, y según la definición de Antonio Maura es “como un sistema por el cual delincuentes honrados cometían delitos inocentes” (Almiñana, 154).
La autora refleja esta situación de turbulencia política y la impotencia e incapacidad del gobierno en frenar la violencia y matanza diabólica de venganza desatada por los partidarios de los caciques y la agencia de la clase alta en el curso de su novela tras la pérdida en la elección de Don Pedro Moscoso de Cabreira y Pardo de la Lage. 

Argumento:

La obra empieza con la llegada de Julián Alvarez, es decir, el capellán como el emisario de El Señor de la Lage a los pazos de Ulloa para ordenar el desbarajuste en la casa del marqués de Ulloa, llamado Don Pedro Moscoso de Cabreira que es un joven sin padres y  el usufructo legal de un patrimonio enorme que prefiere en dar gusto a cacería y mitigar su pasión carnal manteniendo una relación extramatrimonial con Sabel, la hija de su criado Primitivo. Sabel y su padre Primitivo reaccionan con una repulsión reprimida a esta llegada de un administrador por temor que no pudieran aseverar sus dominios en la administración de pazos de Ulloa con la subsiguiente pérdida de su saqueo del dinero de marqués por las buenas o por las malas. Los encantos sensuales y avances de Sabel eran infructuosos en domar y enredar el capellán en su trampa viciosa. Julián, el símbolo de honestidad y humanidad al conocer la dicha relación licenciosa y el nacimiento de Perucho, el hijo ilegitimo de ellos, decidió a arreglar el matrimonio de marqués con Marcelina Pardo (Nucha), la hija  del tío de Don Pedro, Manuel Pardo  que vive en Santiago, con el fin de persuadir el marqués para que tenga una vida digna en vez de seguir una vida adúltera que trajera la infamia perpetua a su familia.
Al retornar a los Pazos de Ulloa, Julián mientras ocupándose en la renovación de la casa para la inminente llegada de la nueva pareja, avisó a Sabel, Perucho y Primitivo (padre de Sabel) en cuanto a los sucesos recientes.
Un pocos más tarde, después del regreso de la pareja a los pazos de Ulloa, Nucha dio a luz una hija de la belleza angelical, y el adviento de la hermosísima hija no pudo atar el lascivo marqués a su familia sino que éste de nuevo se sumergió en el abismo de vida sensual con su concubina previa y paulatinamente se alejaba de la vida conyugal con su esposa, una encarnación de virtudes. El parto de una hija frustró sus esperanzas de un heredero de su árbol descendente a la vez la trauma del parto duro dejó Nucha en un estado de muy mala salud que no evocó la simpatía de su marido que entonces tomó una nueva aventura en la entrada de la política nacional mediante participación en la elección general en sistema “turno de partido” bajo el mandato del nuevo gobierno. Los sucesos subsiguientes también le dejaron consciente a Nucha del hecho que Perucho con hermosa cara es el hijo biológico de su marido nacido en las entrañas de Sabel.
El dominio de “Pucherazo” y “Caciquismo” que controlaban el proceso de elección detuvo el intento de marqués de la esperanza de ser convertido en un diputado de la cámara del senado y el dinero prestado por Primitivo para participar en las elecciones se  percató a ser un malgasto.
El ruego de Nucha a Julián para trasladarse a su padre para recuperarse de su enfermedad y a la vez salvarse de la amenaza del ataque fatal a ella y a su hija, no pudo tener éxito por la intriga de astuto Primitivo que pudo convencer el marqués de la infidelidad de su esposa conduciendo su jefe a la sala donde Nucha y el capellán charlaban acerca del camino de escaparse. El capellán fue expulsado de los pazos de Ulloa. Regresó más tarde una década cuando encontró al lado de la  la tumba de Nucha su hija como una huérfana en la compañía de Perucho que relucía como un adolescente feliz revelando el odio del marqués aún en reconocer su propia hija como su sucesora legítima de sus bienes.
Perspectiva social e intelectual
Con el principio de la segunda mitad del siglo XIX, la situación socio-política se aislaba paulatinamente desde los conceptos intelectuales de romanticismo que habían sido moldeando las normas de la sociedad también y entonces se enfrentó el reto de reemplazamiento por las nuevas ideas de liberalismo y positivismo (Lázaro et.al., Web) y en la jerarquía socio-económica la burguesía ya ha emergido como el grupo dominante con su lealtad hacia conservadurismo. Éste se confrontaba contra  el surgimiento del liberalismo destacado por Benito Pérez Galdós en su obra “Doña Perfecta”.  En esta obra también hay plasmación de las imágenes del liberalismo en una manera muy sutil en el diálogo del médico que pensaba en la justificación sobre las nuevas ideas e invenciones que golpeaban las bases del conservadurismo y sirvieron como la cuña de las radicales ideas del anarquismo, socialismo etc. para demoler el monolito de la bastión del capitalismo por un lado y el sistema de latifundismo en las áreas rurales por otro lado. El positivismo basado en el proceso de observación, experimentación influido por el razonamiento de darwinismo, estaban sacudiendo la hipótesis de la fe  religiosa, y así el concepto de anticlericalismo y de lanzamiento de un reto a la autoridad de iglesia se levantaban a la superficie. Estas nuevas tendencias radicales empujaron el romanticismo casi en olvido como destacado por Lázaro et al. (Web). Ellos dicen que en lo que se refiere “los cambios sociales y de mentalidad” que provocan la decadencia en “las tendencias románticas, cuyas principales características eran, como vimos al estudiar –Don Juan Tenorio – el subjetivismo, el idealismo y el desacuerdo con el mundo circundante etc. Los nuevos tiempos conducen hacia pretensiones de visión objetiva, hacia el propósito de someterse a las realidades inmediatas, y hacia una instalación sólida en el mundo. Los sueños y la angustia vital de los románticos serán sustituidos por programas concretos de acción y por un examen crítico de los problemas de la sociedad con vistas a encontrar soluciones concretas.” La manifestación de estas ideas asumió la forma específica entre los autores de las décadas de la setenta y ochenta (del siglo XIX) durante un período cuando el país y la gente sufrieron muchos cambios sociales y económicos caracterizados por los trastornos que agobiaron todos los estratos de la sociedad.
Bazán influida por el concepto de naturalismo estallado por Emilie Zola, el decano de la literatura en la Francia en la segunda mitad del siglo XIX, para visualizar la sociedad desde la perspectiva de una observadora imparcial según el rasgo principal de los suscritores del naturalismo se dedicó en el apocalipsis de la sociedad. Bazán una ardiente protagonista del estilo naturalismo siguió (jamessantos1992, Web) reluciendo la realidad sea que agradable o desagradable, la avaricia, la lascivia, el adulterio in vida conyugal, la delincuencia de robo y cualquier vicio en el que el ser humano se enreda por su propensión a lo pecaminoso. La autora hace un total apocalipsis de la miseria, pobreza, aflicción, la dominación de las mujeres, los vicios de políticos ocupándose de ganar posición de la hegemonía en la sociedad aún sin vacilar en asesinar de  las personas de grupo opuesto con el motivo de venganza.
Bazán en esta obra también ha tocado ingeniosamente la antipatía hacia las mujeres, la actitud misógina de los protagonistas salvo Julián, el capellán, demuestra la postura perenne de una sociedad patriarcal, en las cadenas de que las mujeres quedaron sofocadas siempre con la amenaza de ser reprimida físicamente o humillada psicológicamente sin la libertad de manifestar sus librepensamientos. Su libertad que la mujer se gozaba hasta su adolescencia solía desvanecer después de su matrimonio y con la llegada en el nuevo ámbito de su familia de suegros que querían tratarlas como las muñecas vivas.  En este contexto vale la pena de mencionar el comentario de Teresa Gómez Trueba (Web):

            “Al margen de todos estos documentos de un interés evidente, son las leyes la más valiosa fuente de información acerca de la posición de la mujer española en el fin de siglo. La mayor parte de los derechos que asistían a la mujer soltera desaparecían inmediatamente con el matrimonio. La subordinación de la mujer casada al marido quedaba estipulada en distintos artículos del Código Civil de 1889. Así, el artículo 57 establece que "el marido debe proteger a la mujer, y ésta obedecer al marido"; el 58 que "la mujer está obligada a seguir a su marido dondequiera que fije su residencia"; el 59 que el marido era el administrador de los bienes del matrimonio y el 60 que el marido era también el representante de la mujer y ésta no podía, sin su presencia, comparecer a juicio (Nash, 20)”.

En este contexto cabe mencionar Sonia Baratas Alves (Web) acerca de su opinión con respecto a “La mujer española en el siglo XIX””. Según ella, “… Curioso dato, puesto que la única profesión que podía ejercer la mujer en los albores de esta época era el de esposa y madre. Su vida cotidiana transcurría realizando actividades entre las paredes del hogar. El ser una mujer trabajadora tampoco era alentador, pues sus condiciones laborales eran penosas.”
Bazán alcanzó la cumbre de su genio en dibujar la vida penosa de Nucha y la intensificación de la  agonía de la desamparada mujer con el parto de una niña por la culpa de su incapaz de presentar su marido con su “heredero legal.”

Análisis de la obra

Según el estilo naturalista, Bazán narra la tendencia  de Sabel que se creció con el conocimiento de la sexual explotación acostumbrándose y ajustándose su vida al entorno de la dominación machista para mantener su posición por medio de gratificación sexual en la familia de marqués, va a desplegar la misma táctica para seducir el capellán por el despliego de su cuerpo en un estado semidesnudo con la intención obvia de chantajear Julián para restringir las actividades de éste que la pone en peligro en lo que se refiere su hegemonía en la administración en los asuntos familiares y la previene sus males diseños de saquear las rentas de la familia.  La autora trae esta situación en su trama para poner en relieve cómo la mujer pobre se utilizaba en la entonces sociedad para destacar la flaqueza y debilidad de la mujer. Eso tipo de la humillación era la costumbre común en aquel tiempo en la sociedad patriarcal. El rechazo mediante una severa advertencia por parte de Julián la hizo retirarse y “retiróse la moza cabizbaja y mohína, como quien acaba de sufrir pesado chasco’ (Bazán, 173). La autora probablemente haya señalado a la doble humillación de la mujer porque rechazo por parte de un hombre le apareciera un trato ajeno debido a su experiencia traumática de vida anterior en la que la obsesión lascivia de hombre para la mujer era el fenómeno más común. La integridad y la honestidad de Julián le han desistido de  caer en la trampa de la seducción de Sabel. Las circunstancias de la sociedad han forzado esta pobre mujer a sucumbir a una vida de pecado. La reprimenda es justificable por parte de Julián, pero Sabel es una víctima de una sociedad antagónica a la mujer cuya inocencia y castidad  se quiebra por una clase poderosa de la sociedad y a la vez se condena por otra clase de la sociedad que nunca considera el desamparo y la indefensión de las mujeres.  Este episodio revela la pura hipocresía de la sociedad en su juicio en duplicidad en el tratamiento de las mujeres.
Las preguntas en retóricas de Julián afirman su contemplación de las mujeres como el “ángel de hogar” como dice, “¿Cómo podía haber mujeres así? Julián recordaba a su madre, tan modosa, siempre con los ojos bajos y la voz almibarada y suave, con su casabé… […] ¿Qué mujeres?” (Bazán, 173). Este sutil signo de apuntar a la explotación de la mujer que contradice el lema para figurar la mujer como “ángel del hogar”, porque siempre no se permite la mujer a tener la imagen de un “ángel” que sirve como un obstáculo en la vía del hombre en mitigar sus deseos carnales. Así la mujer es una muñeca en las manos de la sociedad machista, un hecho que se  revela por la autora  mediante dos principales protagonistas, a saber, Sabel y Nucha.
La autora por medio de un oculto ridículo trae en foro de los lectores  el concepto del feminismo en su obra. El golpeo a la mujer es más peor dentro del marco del ámbito subalterno que imbuye la idea de superioridad de un estrato, llamado alto, de la sociedad a otro estrato, la llamada clase baja que a la vez se ha estigmatizado como la clase inferior, desprovisto del intelecto y de la cultura y recibe el tratamiento de odio y menosprecio en las manos de la clase alta. La autor sin comentar nada de su propio juicio, narra muy astutamente del aborrecimiento y de la aversión hacia la clase baja mediante el aconsejo del capellán, el más suave, digno y pragmático de todos los personajes de la obra, cuando éste dice en sus esfuerzos de persuadir el marqués para cortar lazos con Sabel, le sugiere a  marqués, “Señor, yo no le digo que deje eso… Apartándose usted de aquí algún tiempo, no sería difícil que Sabel se casase con persona de su esfera y que usted también encontrase una conveniencia arreglada a su calidad una esposa legítima” (Bazán, 197). “Esfera” es la palabra clave que refleja la estratificación universal  de la sociedad humana en la clase alta y la clase baja que destruye la equidad entre seres humanos ensanchando el vacío de rico y pobre o y aumenta el pesadumbre  de la mujer frente a la doble discriminación de su femineidad y su pertenencia a la clase baja. La definición de la “esposa legítima” añade además a la humillación de la mujer, afirmando la práctica de mantener concubinas para derivar la gratificación sexual en cambio de dinero y mediante la amenaza de la fuerza bestial.
En el mismo diálogo, Julián sigue diciendo, “por qué se encenaga, y como dijo quien lo entendía, es mejor casarse que abrasarse en concupiscencia, señor don Pedro. ¿Por qué no se casa, señorito? – exclamó, juntando las manos - ¡Hay tantas señoritas buenas y honradas!” (Bazán, 197). La última frase tiende a describir la peor forma de tratar las mujeres al considerar ellas  como los productos del mercado para coger y comprar o vender. En su único estilo de narrar las costumbres de la sociedad mediante una postura pasiva sin adherir a un dogma, la autora con el tono disimulado ha atacado a las raíces del problema de la supresión de la mujer. Esta gran ironía había desenmascarado los intentos viles de explotar la mujer por medio de la fingida imagen de la mujer como el “ángel del hogar”. Los criterios de la selección de la novia entre las hijas de don Manuel, siendo reluciente ejemplo de la dicha mentalidad de los hombres, se pueden sintetizar en las mismas palabras de la autora, brevemente como,
 “… en Rita, no era tanto la belleza del rostro, como la cumplida proporción del tronco y miembros, la amplitud y redondez de la cadera, el desarrollo del seno, todo cuanto en las valientes y armónicas curvas de su briosa persona prometía la madre fecunda y la nodriza inexhausta. ¡Soberbio vaso en verdad para encerrar un Moscoso legítimo, magnífico patrón donde integrar el heredero, el continuador del nombre¡ El marqués presentía en tan arrogante hembra, no el pacer de los sentidos, sino la numerosa y masculina prole que debía rendir;  bien como el agricultor que ante un terreno fértil no se prenda de la florecillas que lo esmaltan, pero calcula aproximadamente la cosecha que podrá rendir al terminarse el estío’ (Bazán, 210-211). El genio de la autora ha plasmado la corriente del pensamiento machista al que la mujer no tiene cualquiera otra identidad que una máquina de producción de herederos, perpetuamente en la esclavitud y obligado a obedecer a las oberturas de gratificación sexual. La obra así paulatinamente agrieta la corteza de la hipocresía de jerarquía machista que en cada paso de la vida solía sofocar los albedríos de las mujeres.
            El nacimiento de una niña no auguró bien para la familia y la niña recibía un trato negativo lleno de apatía, desdén y desestima desde la hora del parto que es más que obvio de la reacción en desasosiego y zozobra del padre de la niña, es decir Pedro,  retratada por la autora con auténtico realismo:
            “El marqués se paseaba por habitación ceñudo, contraído, hosco, con esa expresión torva y estúpida a la vez que da la falta de sueño a las personas vigorosas, muy sometidas a la ley de la materia.

  • Ahora alegrarse, don Pedro – dijo el médico… - . Lo peor está pasado. Se ha conseguido lo que usted tanto deseaba. … ¿No quería usted que la criatura saliese toda viva y sin daño? Pues ahí la tenemos sana y salva. Ha costado trabajillo…, pero al fin…

  Encogiedóse despreciativamente de hombros el marqués, como amenguando el mérito del facultativo, y murmuró no sé qué entre dientes, prosiguiendo en su pase de arriba abajo y de abajo arriba, con las manos metidas en los bolsillos, el pantalón tirante cual lo estaba el espíritu de su dueño.”(Bazán, 285).
Esta preocupación del futuro puede originar desde la creencia de las niñas no pueden representar la línea de descendencia de una familia que es no diferente de chovinismo masculino. Bazán en su manera característica había añadido sobre las rabias de Pedro por el ridículo del médico, Máximo juncal que le dice a Pedro, “a estas cosas hay que resignarse; no se inventó el modo de escribir al cielo encargando y explicando bien el sexo que se desea…[…] La mitad de la culpa por lo menos la tendrá usted señor marqués.”(Bazán, 285).
Es muy sorprendente aún todavía las mujeres se culpan para dar a luz a las hijas sin reconocer la verdad científica, y sin dar cuenta a  la contribución de las mujeres en la creación de la cohesión familiar basada en el amor y el afecto y el papel de la mujer como el receptáculo del embrión constituye la parte más importante en el proceso de la procreación de seres humanos y la continuidad de la raza humana.
Un contraste entre dos mujeres Nucha y Sabel, la primera  se ha relucido por rasgos de la fragilidad y debilidad y la última se caracterizó por  su tosquedad y terquedad mediante que ésta ha lidiado tácitamente contra el machismo a pesar de sufrir la humillación de ser tratado como una concubina. La autora se había referido a través de Máximo Juncal (el médico) que “En el  valle donde se asienta la parroquia de que el ama procedía – valle situado en los últimos cofines de Galicia, lindando con Portugal – las mujeres se distinguen por sus condiciones físicas y modo de vivir: son una especie de amazonas, resto de las guerreras, galaicas de que hablan los geógrafos latinos que si hoy no pueden hacer la guerra sino a sus maridos, destripan terrones con la misma furia que antes combatían, andan medio en cueros, luciendo sus fornidas y recias carnazas, aran, cavan, siegan…”(Bazán, 291-292). Probablemente Bazán haya demostrado la coraje, la valentía y la habilidad de las mujeres independiente de las ayudas de los hombres y para enfatizar sus convicciones de libertad de las cadenas del machismo, añadió, “… los del valle suelen emigrar a Lisboa en busca de colocaciones desde los catorce años, volviendo sólo al país un par de meses para casarse y propagar la raza, y huyendo apenas cumplido su oficio de machos de la colmena.” (Bazán 292). Lo que Bazán intenta demostrar es transmitir la idea de resucitar el espíritu de la autodeterminación de las mujeres y evitar la mentalidad de ceder a la fuerza bruta de la sociedad que se dirige a la perpetua dominación sobre las mujeres.
La humillación de Nucha alcanzó su cenit por el regreso de su marido a las garras de seducción de Sabel de nueve después del parto de su hija seguida por la etapa de recuperación. La mentalidad feudal de promiscuidad se levantó otra vez por la frustración que le engolfó debido a la falta de un heredero legítimo. Es una práctica perpetua en la sociedad machista considerar la hija como una carga onerosa que  no merece la atención que se ofrece a un hijo.
La imagen de la supresión ilimitada destallada como las chispas de relámpago en la apelación de Nucha a Julián para escoltarla a la casa de su padre en aprensión que su niña se pudiera matar por su padre con el motivo de mantener la línea de descendencia machista. La súplica humilde de Nucha se pone por la autora (Bazán, 372) en los horrores manifestados por la mujer desamparada  en un diálogo conmovedor:
            “—Es preciso –declaró Nucha sin apartar de él sus ojos, más que vagos, extraviados ya – que me ayude usted a salir de aquí. De esta casa.

  • A … A…salir… - tartamudeó Julián, aturdido.
  • Quiero marcharme. Llevarme a mi niña. Volverme junto a mi padre. Para conseguirlo hay que guardar secreto. Si lo saben aquí, me encerrarán con llave. Me apartarán de la pequeña. La matarán. Sé de fijo que la matarán.”

Esta obsesión de un terrible pánico no es infundado en la entonces sociedad española como se ha destacada, señalando del egoísmo machista en la cumbre de su actitud barbarie que impulsa el hombre para aniquilar su propia hija para que la herencia de la propiedad no se pudiera deslizar de las manos de los varones. Según la clasificación de Trueba (Web), Nucha es ejemplo ideal de la “mujer frágil” que se figura por los rasgos como, “delgada, lánguida, de tez blanca, párpados caídos, mirada perdida, casi desprovista de realidad, aspecto enfermizo y, por supuesto, sumida en una profunda y misteriosa tristeza.” Por lo tanto es más vulnerable a la persecución, violencia en el entorno donde nadie puedo sentirse la razón de su melancolía, tristeza y traumas que se interpretaban como los fingimientos para evocar simpatía. Por supuesto, eso pensamiento no ha llegado a ser un obsoleto concepto en las elucubraciones de los hombres y así estas señalas no son totalmente irrelevantes en la llamada sociedad moderna.
La suerte de la imagen del “ángel del hogar’ y ‘mujer frágil’ se ha relucido por la autora en otra conversación (Bazán, 374) de Nucha con Julián, cuando le preguntó,
“¿No le parece a usted como a mí que este casamiento tenía que salir mal? Mi hermana Rita ya era casi novia del primo cuando él me pidió…Sin culpa mía, quedamos reñidas Rita y yo desde entonces… No sé cómo fue aquello; bien sabe Dios que no puse nada de mi parte para que Pedro se fijase en mí. Papá me aconsejó que, de todos modos, me casase con el primo… Yo seguí el consejo… me propuse ser buena, quererle mucho, obedecerle, cuidar de mis hijos.. Dígame usted, Julián, ¿he faltado en algo?... Julián, “pronunció con entusiasmo, usted es ángel, señorita Marcelina”.
            Así, es evidente que el quid de la cuestión de ser un ‘ángel del hogar’ es la “obediencia” junto con las virtudes como la mansedumbre y la docilidad. Se ha probado casi universalmente que éstas dos virtudes son virtudes muy peligrosas porque ellas tienen la interpretación de la debilidad y necedad de una persona que le siguen dirigiendo sin freno a un abismo de persecución y tormento. La autora así va a impresionar a lo largo de la sociedad universal, que el levantamiento de la voz de rebeldía es muy necesario  para desencadenar las mujeres de la esclavitud impuesta con el pretexto de provenirlas con el “hogar” en lugar de equiparlas con las fuerzas de educación  para convertirse en seres humanos de dignidad.
            La revelación de Nucha ante el capellán revelaban paulatinamente que el rechazo de dinero que su marido “hacía falta para las elecciones” y el aviso que la tía Marcelina de Nucha también ha cambiado su voluntad a declararla “heredera” (Bazán, 376) le han irritado mucho, y como la consecuencia, su estatus se ha convertido a lo mismo de una criada. Se ha revelado la verdad muy incómoda y desagradable por la autora con respecto a la avaricia y la codicia por dinero del machista hombre que se manifiesta en un método muy crudo de cobrar la dote, prácticamente mediante el chantaje por la amenaza de matar su propia niña, como si la niña perteneciera solamente a la madre. El pensamiento de este sentido es un crimen vicioso que todavía va aumentado en muchos países donde los fetos femeninos son simplemente abortados para evitar los gastos para la crianza, la educación y el matrimonio de una niña. La autora ha golpeado a la raíz del esto problema perenne que tiene ramificación universal y existe como uno de las graves atrocidades en la llamada sociedad del ser humano civilizado. Las gritas y lamentaciones de Nucha que “me dolió bastante más el que mi marido me dijese que por mí se ve sin sucesión la casa de Moscoso…¡Sin sucesión! ¿Y mi niña? ¡Angelito de mis entrañas!” (Bazán, 376), todavía resuenan en los pueblos, campos y todas  partes del mundo atravesando las orillas de los mares. 
            Una década más tarde después de su expulsión de los pazos de Ulloa, otra vez retornó Julián al mismo lugar y al encontrar el sepulcro de Nucha, emitió soliloquio silencioso, “¡La muerte de la señora Moscoso! Nada más fácil que cerciorarse de ella…”(Bazán, 398). Es un gran símbolo que la autora plantea, no solo para indicar la muerta de una mujer particular sino la defunción, la sofocación de la mitad de la humanidad padeciendo en la corriente eterna de la supresión en la jerarquía de la sociedad machista y manifiesta el dolor universal de las mujeres, las llantos de agonía transcurriendo todos los rincones del mundo. La autora pone en relieve mediante una gran ironía revelando que las mujeres no son dejadas de otra alternativa que “acercarse a la muerte” para liberarse de las traumas a través de que ellas se hacen atravesar. No hay paralelo a tan rara atrocidad que empuje las mujeres sin destinos a la defunción física por la brutalidad desmesurada.
 Una mirada del capellán a los niños de marqués de nuevo  reluce el contraste del grado de la crianza de dos niños, un muchacho, “en realidad el bastardo” y “una muchacha, la heredera legítima de Moscoso” (Bazán, 401).  Encuentra la hija de Nucha, la angelita en harapos, es decir en “traje de percal asaz viejo, llevaba los zapatos tan rotos, que puede decirse que iba descalza”, a diferencia de Perucho, el hijo ilegítimo de marqués que brillaba en “ropa de buen paño” (Bazán, 401). El ego de machismo aún supera el amor natural por los niños e incita a los misóginos para diferenciar entre dos sexos y echar la apatía y odio a las niñas olvidando que ambos son sus progenies.

Conclusión

La obra es un hito en el movimiento del feminismo que ha destacado en la manera más sutil acerca de la obsesión hegemónica de los hombres sobre las mujeres. El egoísmo machista dirige a recurrir a la atrocidad más brutal con el motivo de subyugar las mujeres en las cadenas del hogar para que puedan exprimir sus servicios de cuidos personales y mitigar sus pasiones sexuales. Esta tradición de supresión de las mujeres es un fenómeno global que se ha destacado por la autora en el trasfondo social de la España de la segunda mitad del siglo XIX. El mensaje es todavía muy relevante para resolver los problemas de las mujeres en muchos países donde los vicios contra las mujeres son todavía muy desenfrenados.

 

Bibliografía

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Bazán, Emilia Pardo. Los pazos de Ulloa. Espasa-Calpe, Madrid (1987). pp. 398


 

© Sukanta Kumar Chattopadhyay, alumno de posgrado en la literatura española en la Universidad Nehru (Jawaharlal Nehru University) de Nueva Delhi, India. Anteriormente enseñaba la ciencia de materiales en uno de los institutos de tecnología de la India y después de su jubilación se dedica a aprender e investigar la literatura española.

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