Tres poemas de fatiga terrestre
porLuis Acebes
1
Ayer presenté un libro.
También vi a tres pájaros
peleando
por un trozo de pan
demasiado grande.
Uno lo cogía
y lo arrastraba revoloteando.
Los otros se lo impedían
intentando quedárselo.
La escena me puso triste:
pensé que todos,
de alguna manera,
nos comportamos así.
Después vino un perro
y se quedó el pan.
Lo del libro fue bien.
Las caras de siempre
y el calor de un pasado
que no quiere saber
nada
de muertes.
Aunque tampoco se lo comió.
Fue más la necesidad
de dejar las cosas claras,
honrar un lugar en la pirámide.
No me acostumbro al público.
Me acordé de Machado:
Esta no es mi voz. Pero,
¿cuál será?
Tampoco eran mis pájaros
ni yo un dios narrativo
que pica algo con su mujer
antes del acto: calamares
muy tiernos, bravas, una copa
de vino blanco, yo cerveza,
y luego dos cafés.
Peleando por nada, buen título
para algo,
un gran documental que cuente
lo que vinimos a hacer aquí.
2
Cualquier alma viene con un libro de visitas
atado con una cuerda para que nadie lo robe.
Tapas de falsa piel manoseadas por el tiempo
y los curiosos. Yo estuve aquí en 1983, dice uno,
como si su nombre fuese oro.
Los ritos de la experiencia monumental,
extraños en cuadrigas imitando a Charlton Heston,
predicadores en púlpitos de plástico, pontífices
sumos del amor hechos en China.
Qué pereza casi todo. Tenía razón Manrique:
(adapto sus versos a hoy) La memoria
es un premio de consolación
para cuando en el tragaperras de la vida
solo te salen limones.
3
Solo las preguntas son mías,
ni siquiera las alcayatas negras
que las sujetan
van en el paquete.
Dudas que colecciono
como coches Hot Wheels
que mi mano dirigió. Pero en difícil.
Yema del índice (blanco de la presión)
sobre el parabrisas
echando a la sangre hacia otro lado,
espantándola para buscar
lo que nunca aparece.
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