Tres poemas
porÁngela Gentile
LOS PIES DE ULISES
Fui devorado por el mar,
pero mis pies memorizaron Ítaca, su hierba y el misterio condenado a mí.
Por ellos regresé multiforme y primitivo de sandalias.
Allí, velaron mi nombre una y mil noches, bajo las estrellas y cerca del Egeo.
Alguien rozó la sagrada marca en mi piel y preguntó:
¿Quién eres?
Sólo mis huellas, arquitectas de infamias, reposaron en paz en salinas aguas,
olvidaron la resina de las zateras y dejaron de oler a maderos.
A expensas del mundo mis plantas buscaron las sombras y otra voz delató:
¿Dónde irán tus pies?
Y vinieron hacia mí los naufragios y los vientos.
Yo, soberano en intrigas, no pude contra mí y me pregunté:
¿Quién me recuerda?
Y el mar rugió memorioso desde la alta orilla.
CANTOS DE LAS LAVANDERAS NOCTURNAS
Hacia el oeste, Céfiro, sopla sobre los lavaderos
donde nuestras jóvenes manos noche a noche sepultan la madre Selene.
Aquí aguardamos las naves que temen el mar de negra obsidiana,
mientras navegaba junto a Euro, el funesto viento del Este.
Debemos lavar nombres, escudos y velar las sandalias de los héroes,
libando el agua sagrada de abril en nuestras manos .
Peregrinamos la arena de los cataclismos.
Y cantamos.
EL VENDEDOR DE SANDALIAS
Nike desató sus sandalias y el vendedor iluminó
las fronteras del mundo.
La diosa indicó tres veces la misma distancia
y tradujo en su lengua la llegada del poeta.
El hombre recogió la horma de antiguos atenienses,
arrojó los cueros al fuego y destinó el calzado
al de los pies alados que hablaba así
sobre la toma de Constantinopla:
“A la noche sacamos los íconos, los huesos
de los santos, cruces y pedrería, las reliquias…”
|