í n d i c e  d e l  n ú m e r o

 

Tarik El Hob

por Eduardo Nabal Aragón

 

“Si bien es cierto que la sharia no se aplica en todos los países del mundo islámico, no todos ellos tienen las mismas normas extremas y carentes de sentido práctico, hay un punto en el que sí están todos: su posición sobre la homosexualidad […]. Lo curioso es que las mismas leyes restrictivas salidas del Islam, estimulan de alguna forma, los encuentros homosexuales. Estas leyes impiden que los hombres y las mujeres tengan relaciones sexuales sino como un acto reproductivo dentro del matrimonio”

“El Islam y la homosexualidad” Duncan Idaho . Artículo publicado en la “Web de la Comunidad Gay del Perú”

 

 

¿ Cómo vive la homosexualidad el Magreb?. ¿Cuáles han sido los cambios sobre sexualidade no normativizadas en la Tierra del Sol poniente? Esta pregunta se hace, cámara en mano, un joven documentalista argelino y aparentemente heterosexual, atractivo y de aspecto algo osezno, en busca de una información y unos indicios que acaban agarrándose de una manera incómoda a su propia piel. Su búsqueda de respuestas como estudiante de sociología de la Universidad se vuelve finalmente contra él, enfrentándolo a su propia sexualidad, a su masculinidad y al modo en que la vive dentro su generación, su comunidad cultural y la herencia religiosa que inevitablemente comparte.

El documentalista es objeto de la mirada interrogante de los muchachos entrevistados que acaban concretándose en Farid, un joven árabe por el que se siente progresivamente interesado e irremediablemente atraído. Una filmación llena de imágenes dotadas de extraordinaria sensualidad y a la vez de desnudo realismo e inmediatez, en las que el propio realizador, como en el resto de sus trabajos, ha dejado un espacio abierto a la improvisación de actores y actrices ante la cámara, y en el que el documental se reinventa de un modo evidente en su propio transcurso. Lange desenmascara los mecanismos de producción de realidad de la sociología, el género documental, la ciencia de la observación, la etnografía…y plasma cómo la sexualidad, la raza y el género que intentan ser explicados por estos dispositivos, se entrecruzan y se revelan como imágenes subjetivas y por tanto desestabilizadoras de la objetividad en la que se sustenta ese instrumento de saber que Karim quiere, al menos al principio, sostener con distanciamiento y casi clínico.

“Tarik el Hob”, comienza con la imagen de Karim, el joven estudiante y documentalista documentado y atrapado por el relato, bailando una danza oriental de un modo femenino y sensual sobre una cornisa mientras su novia parece asustada ante la posibilidad de una caída hacia el vacío, sobre la calle, mientra vemo al fondo un grupo de gatos callejeros . Una mujer que irá viendo después, algo aturdida, cómo su jovena,amamte , sociólogo y apasionado capturador de imágenes, rompedor de tópicos y tabúes se ve seducido por la presencia física y anímica de aquello sobre lo que está investigando Retrocede a continuación el relato hasta el comienzo de su andadura. Va en busca de información en el mundo gay de los árabes residentes en Marsella y, aunque al principio se sorprende, se escandaliza e incluso se asusta por la desinhibición de uno de sus jóvenes entrevistados- que se quita la camiseta- , acaba dejándose seducir por el encuentro con el otro y la otredad en la sociedad en que vive, en un cruce de culturas y espacios de tránsito que va a poner su propia sexualidad en entredicho. Otro de sus encuestados le habla de la exploración de su lado femenino, de la reescritura de la masculinidad, de la sensualidad implícita en la música árabe. Karim reconoce que él también baila, pero, de momento, sólo para sí mismo, aunque el espejo en el que lo hace, solo o junto a su compañera, ya ha comenzado a devolverle otras formas de concebir su cuerpo, un cuerpo en movimiento, su forma de desenvolverse en el espacio cerrado o público. El joven documentalista, situado en Marrakech, inquieto por lo que descubre al observar o tocar la piel de otros muchachos cruza el Mediterráneo hacia Grecia y otros países en busca de ese joven, Farid, del que ha comenzado a enamorarse Y esa cámara de DVD que lleva en la mano (el instrumento de rodaje del propio Lange, realizador ) empieza a girar hacia sí mismo y su yo intimo y hacia el descubrimiento de su propio lado femenino y distinto, un lado que también pertenece a la cultura islámica tanto o más que a las culturas europeas, a pesar de las presiones del integrismo religioso. En el filme se explora la homosocialidad de las culturas de ese lado del Mediterráneo, culturas que aunque persiguen la homosexualidad a través de leyes que se dicen emanadas de su religión, permiten el contacto entre hombres, en una fisicidad vivida como algo sorprendentemente natural. Así, el hecho de que en una relación sexual sólo se considere femenino al pasivo en tanto que el penetrador pueda ver incluso reforzada su virilidad es una visión que las costumbres que El Magreb pueden haber heredado en cierto modo de la antigua Grecia- brevemente visualizada en bellas imágenes del filme- y de los propios roles de dominio y sumisión que los árabes otorgan a las mujeres en los espacios domésticos.

El baile feliz y desinhibido de la mujer de Karim y su propia danza ante el espejo presagian que ambos, particularmente él, van a quedar prendados de un concepto de otredad difícil de aprender en la sociedad en la que viven: la feminidad, plasmada aquí en Farid y en su aproximación gestual, sensual y corporal a su intrigado entrevistador. Y Karim no puede evitar que los mecanismos de comunicación e incomunicación se vuelvan también espejos en los que mirarse y donde ver esa zona adormecida, femenina y sensual, que emerge irremisiblemente y que él está descubriendo en sí mismo a través de la exploración de otras pieles y otras regiones –a menudo silenciadas- de la cultura en que vive y que contiene zonas mal exploradas o no exploradas lo suficiente.

El final acaba con el casamiento (al modo de los antiguos egipcios) de Rarim y Tarik no sin que este haya hecho antes un cautivador, doloroso y sincero trayecto hacia el lugar que da título al filme. “El camino del amor” (Tarik el Hob)

La contraposición entre los pisos diminutos- como el que comparten Karim y su esposa- y las grandes superficies abiertas de la playa o el mar está presente en “Tarik el Hob” como una constante visual que determina también ese tránsito y esa misteriosa división entre el espacio público/privado y lo espiritual/corporal de su propia cultura, divisiones que pueden romperse y que son capitales en el primer y fascinante largo de Lange.

 

 

 

© Eduardo Nabal Aragón

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