Quizás puedan las verdades del barquero formar un poema si se las enuncia, si conforman un retazo del presente al que hay que enfrentarse de una vez, mientras nos preguntamos si caben más versos en esta situación, si no sería más sensato dejar de lado los adjetivos y hacer de la poesía una actitud que no podemos despreciar si no queremos perderlo todo, aunque sepamos que la mera escritura no nos va a rescatar de tanta ignominia.
No hay respuestas en el libro. Pero en él están las evidencias de nuestra estupidez, de nuestra desidia, de nuestro cinismo. Que sean poema o no, es asunto de cada cual.
© A.M.R.