En picado
Nick Hornby
Anagrama, noviembre de 2006

Título original: A Long Way Down
Traducción: Jesús Zulaika.
326 páginas

por Antonio García-Teresa

 

Cuatro personas de vida dispar coinciden en la azotea de un rascacielos londinense una Nochevieja cuando pretenden saltar al vacío. A través de la yuxtaposición de pequeños relatos escritos en primera persona, encabezados por el nombre del personaje que toma la voz del narrador, Nick Hornby va desarrollando una peripecia algo estrambótica que termina siendo una narración coral sobre las distintas maneras de entender y abordar la vida y la muerte, sobre la soledad, la autoestima y el hecho básico del ser humano de su necesidad de integrarse en un grupo o una sociedad.

La base del volumen es, por tanto, esas cuatro personas, que están construidas exquisitamente. Cada uno de los personajes es una novela en sí, aunque con ellos el autor no busca provocar empatía o compasión. Son universos distintos, repudiables en muchas ocasiones, hermosamente complejos, que no dejarán indiferente a nadie a pesar de no pretenderse crear una vinculación, una identificación con el lector.

Hornby no incide en las posibilidades del multiperspectivismo (narradores infiables, sucesos relevantes de los que conoce más el lector que sus protagonistas, etcétera) más que como recurso con el cual adentrarse en la mente de los distintos personajes, pues son éstos su objetivo.

Además, sin duda, esta alternancia de narradores (en fragmentos de dos o tres páginas) contribuye a realzar el ritmo y la potencia de la novela, que, a pesar de la introspección, es un texto vigoroso y muy vivo, aunque resulta más brillante el primer tercio de la obra.

La novela avanza y entreteje una trama minuciosa y bien armada, plagada de pequeñas vueltas de tuerca y cierta atmósfera de humor absurdo, de desconcierto, y posee la extensión justa que el desarrollo de la idea precisaba. Se produce el largo descenso del título (A Long Way Down, en el original) de degradación vital y moral (cada uno dentro de su particular concepción de su mundo) aunque sin llegar al extremo, lo que, a la postre, refuerza la verosimilitud de una historia por momentos rocambolesca pero, desgraciadamente, nada irreal.

En el fondo, el escenario vitalista del relato, aunque condiciona toda la lectura y dota de coherencia y de apego a la realidad a la ficción, es un componente más de los personajes. No es, por tanto, En picado un relato moralista, sino una interesante novela con una atractiva construcción de personajes.

 

 

© Antonio García-Teresa

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